Lucas 8:4-8
En aquel tiempo se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: "Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto el ciento por uno". Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga!"
En aquel tiempo se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: "Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto el ciento por uno". Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga!"
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Es interesante ver cómo Jesús era una persona que vivía en los campos y en las calles. Dió la mayor parte de sus sermones en esos ambientes, y sus imágenes eran a menudo de semillas y crecimiento, de árboles y de campos. Poco de su prédica la dió en el Templo y en la sinagoga. Se encontraba con la gente en situaciones ordinarias. Este relato enfoca lo sensible que era Jesús sobre el crecimiento de la Fe, predicada con palabras y con imágenes, en lugares públicos, de modo que todos pudieran entender. Se encuentra contigo y conmigo en lo común de nuestras vidas.
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