Ya se pueden haber dado cuenta que es tarde, más bien, es de noche y antes de acostarnos un saludo afectuoso para los que ingresan a este blog.
Deseamos que el calorcito de esa fogata se traspase a través de la red y los acompañe mientras nos damos un rato para la oración.
Hoy ha sido otro día muy lleno de trabajo y como hemos dicho más de una vez, el día debería tener más de 24 horas.
Damos gracias al Señor de la Vida, que nos ha acompañado durante el día, mostrándonos en más de una ocasión su rostro.
Pedimos perdón por nuestras omisiones
Los invitamos a leer de "El libro del Arte de Vivir, de Anselm Grün
UN ESPACIO EN MI INTERIOR
Los lamentos están a la orden del día. Unos se quejan de excesivo trabajo, otros de su temor a frustrar las expectativas que alguien ha depositado en ellos, y muchos se quejan de sentirse solos, abandonados en sus proyectos, sin que nadie acuda a echarles una mano.
Ciertamente, hay que reconocer que la vida diaria trae sobrados motivos de queja. Pero, en cuantos humanos, somos mucho más que meros ejecutores de obligaciones, más que apoderados de negocios en crisis, mucho más que recetas mágicas para solucionar conflictos.
Tenemos en nuestro interior un espacio reservado, cerrado a las inquietudes de la vida, donde podemos respirar tranquilos porque Dios mismo nos protege contra todo poder de los hombres y del Superyo, contra el poder de la autoinculpación y autoreproche.
En ese espacio reservado puedo hacer esta experiencia: yo tengo faltas, pero no me identifico con ellas ; soy culpable, pero no me identifico con mis culpas.
En ese espacio queda relativizado toda necesidad coactiva de producir o de crear, no hay ningún poder definitivo sobre mí.
Tampoco existen la angustia, la rabia, la decepción ni los autoreproches. Puedo decir libremente si a lo que hay en mí.
En ese espacio no necesito luchar para superar mis mediocridades, rompiéndome la cabeza en el intento.
Se que en ese espacio no existe nada con poder sobre mí. Y como en ese espacio estoy curado en mi totalidad, soy libre para tratarme con suavidad y ternura
Un abrazo y que tengan un buen despertar
Roberto y Ruth
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