"Si eres humilde y te vuelves a Dios,
y alejas el mal de tu casa,
y si miras aún el oro más precioso
como si fuera polvo
o como piedras de un arroyo,
el Todopoderoso será entonces
tu oro y tu plata en abundancia"
(Job 22, 23-25)
Tú eres, Señor, mi mayor riqueza.
Tú eres mi compañía permanente.
En este día de trabajo
dame un corazón convertido a ti,
líbrame de la ambición desmedida
y ayúdame a alejar el mal de mi casa.
Amén
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