Un saludo afectuoso a todos los que ingresan a este blog. Desde Santiago de Chile, iniciamos este contacto con ustedes pidiéndole al Señor que nos acompañe y cuide.
Lamentablemente, ayer, llegamos muy tarde, razón por la cual no alcanzamos ni siquiera a colocar ningún post.
Los invitamos a tener un momento de oración con lo que nos entrega José Correa sj, de su libro "Oraciones para gente ocupada"
"Señor, Tú pones tu mano sobre mí"
Salmo 139, 5
En algunos aeropuertos, existe una sala
de recepción que lleva las letras V.I.P.
Está reservada para
"personas muy importantes"
Afuera esperan fotógrafos y periodistas.
Señor, Tú sabes que yo nunca
voy a ocupar esta sala.
De mi no se van a ocupar
los fotógrafos o periodistas.
Soy una persona común y corriente.
A veces, llego a preguntarme
si soy de interés para alguien.
Pero de algo sí que estoy seguro,
de que Tú me amas.
Tu amas todo lo creado
y de manera especial al ser humano.
Y yo me siento hijo tuyo
objeto de una predilección particular.
Para ti soy único, no existe otro igual.
Y no me amas por mis méritos
sino por tu bondad.
Ese es mi consuelo, la raíz de mi confianza.
Saber que, a pesar de mis defectos y mis pecados,
Tú estás cerca de mi, dentro de mí.
Contigo puedo hablar de corazón a corazón,
sin máscaras falsas, tal como soy.
En ti puedo confiar.
Este misterio de bondad,
da seguridad y estabilidad a mi vida.
Hay momentos en que yo me alejo.
Tú, con sabia paciencia, me esperas,
pero no apartas tus ojos de mí.
Sabes que, como hijo pródigo,
volveré a la casa del Padre.
Tu amor me da esperanza.
Se que eres fiel, que nunca me abandonarás.
En tus ojos, siempre encontraré una mirada
comprensiva y bondadosa.
En todo momento puedo contar contigo.
"Señor, Tú pones la mano sobre mí"
Con la confianza de que el Señor no nos abandonas, iniciamos este día con mucha esperanza.
Un abrazo
Roberto y Ruth
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