"Feliz tú que honras al Señor
y le eres obediente.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y te irá bien"
(Salmo 128, 1-2)
Cada día y cada hora
quiero bendecir tu nombre, Señor.
Caminando en tu presencia
y recibiendo tu amor,
me siento feliz de poder vivir.
¡Bendice mi trabajo de este día!
Amén
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