Sunday, December 06, 2009

Comentario a las lecturas por José Enrique Galaterra sj


LECTURAS
Domingo 2º de Adviento


BARUC 5, 1-9

Jerusalén, quítate tu ropa de duelo y aflicción, y vístete para siempre el esplendor de la gloria que viene de Dios. Envuélvete en el manto de la justicia que procede de Dios, pon en tu cabeza la diadema de gloria del Eterno. Porque Dios mostrará tu esplendor a todo lo que hay bajo el cielo. Dios te dará un nombre para siempre: "Paz en la Justicia" y "Gloria en la Piedad".

Levántate, Jerusalén, sube a la altura, tiende tu vista hacia Oriente y ve a tus hijos reunidos desde oriente a occidente, a la voz del Santo, alegres del recuerdo de Dios. Salieron de ti a pie, llevados por enemigos, pero Dios te los devuelve traídos con gloria, como llevados en carroza real.

Porque ha ordenado Dios que sean rebajados todo monte elevado y los collados encumbrados, y colmados los valles hasta allanar la tierra, para que Israel marche en seguro guiado por la gloria de Dios. Ha mandado al bosque y a todos los árboles fragantes que den sombra a Israel. Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con la misericordia y la justicia que vienen de él.

Es evidentemente un texto de consolación dirigido a los judíos desterrados en Babilonia; encierra la promesa de la liberación futura, la restauración de la antigua gloria de Israel mediante el regreso a la patria.

Se expresa con hermosos símbolos: como una gran procesión de retorno, ante la que se allanan los montes y se rellenan los valles, mientras el pueblo camina hacia la patria guiados por la gloria de Dios, como un nuevo Éxodo.

Todo esto no es más que un recurso literario, porque el texto se escribe en época tardía, quizá incluso hacia el siglo I a.C., lo que le convierte de libro profético en libro Sapiencial, que no forma parte del canon hebreo. El autor (en realidad los autores) se acoge al nombre de Baruc, discípulo de Jeremías, como continuador de la predicación y formas literarias del Profeta del Destierro.

Se retoman por tanto los temas y los símbolos del destierro (el castigo de Dios por la infidelidad, la exhortación a la penitencia, la promesa de la restauración) para reavivar la memoria del pueblo e impulsarlo al cumplimiento de la Ley.

El fragmento que leemos hoy es traído al contexto de la Eucaristía por la coincidencia de las expresiones "que sean rebajados todo monte elevado y los collados encumbrados, y colmados los valles hasta allanar la tierra ..." con los versos de Isaías (40, 3-5) que se citan en el evangelio de Lucas.


FILIPENSES 1, 3-11

Siempre que rezo por vosotros, lo hago con gran alegría, porque habéis sido colaboradores míos en la obra del Evangelio, desde el primer día hasta hoy. Esta es nuestra confianza: que el que inició en vosotros la buena obra, la irá llevando adelante hasta el Día de Cristo Jesús.

Y es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en mi corazón, partícipes como sois todos de mi gracia, tanto en mis cadenas como en la defensa y consolidación del Evangelio. Pues testigo me es Dios de cuánto os quiero a todos vosotros en el corazón de Cristo Jesús.

Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de santidad, por medio de Cristo Jesús, a gloria y alabanza de Dios.

Filipos es una ciudad de Macedonia, la primera ciudad europea evangelizada por Pablo, hacia el año 49. Fue una comunidad fervorosa y Pablo la recuerda siempre con enorme cariño. Pablo escribe esta carta probablemente desde Éfeso hacia el año 54 (otros autores se inclinan más por Roma, año 60). En ella Pablo les expresa su cariño y les exhorta a crecer y progresar en su fe.

Leemos hoy este texto por la mención de "el día de Cristo Jesús", entendido como momento final de plenitud hacia donde va el crecimiento espiritual que Pablo les desea.

José Enrique Galarreta, S.J.
Fe Adulta

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