La Congregación para la Doctrina de la Fe abre una causa por su libro sobre JesúsEl ministro de Cultura del Papa, Gianfranco Ravasi, ha elogiado públicamente el trabajo de PagolaLa Congregación para la Doctrina de la Fe, originalmente llamada Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, ha abierto un proceso contra el libro 'Jesús. Aproximación histórica', del teólogo vasco José Antonio Pagola, para establecer si es conforme con la doctrina de la Iglesia, pese a que la edición revisada de la obra, la novena, lleva el 'nihil obstat' (nada que oponer) y el Imprimatur del exobispo de San Sebastián, Juan María Uriarte. Lo cuenta
Pedro Ontoso en El CorreoLa iniciativa de Roma se produce más de tres años después de que el trabajo saliera a las librerías y tiene su origen en las presiones del núcleo más integrista de la Conferencia Episcopal Española, que en su día publicó una nota contra los contenidos del libro.
Algunos medios han interpretado que la iniciativa de Roma iría en la línea de retirar el 'nihil obstat' del prelado vizcaíno, que hace dos años provocó un fuerte malestar de un grupo reducido de obispos, molestos porque Uriarte avalara una obra que está en el punto de mira de los guardianes de la ortodoxia. Sin embargo, instancias conocedoras del asunto aseguran que el objetivo no es Uriarte, sino Pagola, al que se quiere pasar factura por su vinculación con José María Setién, del que fue vicario general durante muchos años.
La tesis de la persecución se abona cada mes con actuaciones de la jerarquía. El último trimestre del año, Pagola fue vetado por el Obispado de Santander en unas jornadas de su Aula de Teología. Ahora, según ha podido saber EL CORREO, desde el Arzobispado de Madrid se ha llamado al orden al Obispado de Getafe por conceder el 'Nihil obstat' y el Imprimatur -llevan la firma del canciller y del vicario general- al último libro del teólogo vasco 'El camino abierto por Jesús. Mateo' (PPC), primer volumen de una serie sobre los evangelios.
Secreto pontificio
Roma no anuncia de manera pública la apertura de un proceso de estas características, que se rige por el secreto pontificio. Lo sabe el propio interesado, Pagola; lo sabe el obispo de su diócesis, José Ignacio Munilla, y lo saben el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Rouco Varela, y, por supuesto, el nuncio de la Santa Sede en España, Renzo Fratini, que ha reclamado ya nueva información.
Quienes conocen el funcionamiento de la maquinaria vaticana aseguran que ahora se abre un periodo largo y lento durante el cual el antiguo Tribunal del Santo Oficio hablará con sus consultores -cuenta con un colegio de 33 expertos-, pedirá nuevos informes y trasladará al afectado un cuestionario para contestar a un rosario de preguntas y acusaciones.
«Aunque ha cambiado tres veces el nombre el dicasterio, los procesos siguen siendo inquisitoriales», sostienen las mismas fuentes, porque los afectados ni siquiera saben de qué se les acusa, no saben quiénes son sus censores y no pueden preparar su defensa.
Roma empieza de cero, ya de una manera formal. De hecho, el Vaticano ya ha conocido informes previos sobre la obra. La comisión episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Española emitió una nota en junio de 2008 en la que descalificaba el libro de Pagola aunque no lo condenaba.
Sin embargo, otro informe del 'número dos' de la congregación vaticana, el mallorquín Luis Francisco Ladaria, era favorable a la publicación del vicario donostiarra. Ahora, el grupo contrario a Pagola habría puenteado a Ladaria para que el propio presidente del potente y temido dicasterio, el cardenal americano Willian Joseph Levada, se implique directamente en el asunto.
Lo cierto es que en la curia vaticana la obra no ha pasado desapercibida. El 'Jesús...' de Pagola se puede comprar en los mismos aledaños de la Plaza de San Pedro, en las librerías de la Via de la Conziliazone, donde pasean a diario los miembros de la Santa Sede y de las conferencias episcopales e institutos religiosos que visitan Roma. Y el libro cuenta con sus detractores y sus valedores.
En este cuadro, que cada vez se parece más a las intrigas noveladas de los bestsellers de moda, no ha pasado desapercibido el significativo apoyo que ha proporcionado a la obra el cardenal Gianfranco Ravasi, un peso pesado del Vaticano. El influyente purpurado, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, acaba de recomendar el libro de Pagola en la revista italiana 'Il Sole 44 Hore', en la que escribe de manera habitual.
Renombrado biblista, Ravasi considera la obra como un estudio muy valioso para guiar a los lectores no iniciados en el conocimiento de la historia de Jesús. El ministro de Cultura del Papa habla literalmente en su artículo de «il modo piu trasparente per guidare il lettore non técnico».
Ravasi goza de gran reputación. De talante abierto y conciliador, se relacionó con el cardenal Martini cuando Ravasi era el responsable de la Biblioteca Ambrosiana de Milán. «Es un nuevo Martini», aventura un vaticanista que elogia, en el mismo plano, al arzobispo napolitano Bruno Forte. Por tanto, el de Ravasi no es un apoyo cualquiera. Algunos analistas consideran que el cardenal italiano ha podido actuar en esta dirección en un intento de cortocircuitar la operación de la Congregación de la Fe, lo que significaría un pulso en la curia vaticana en torno a una obra traducida ya a siete idiomas.
El artículo de Ravasi no ha sentado bien en el sanedrín de la jerarquía española que persigue el libro de Pagola, en el que se sitúa a Demetrio Fernández, hoy obispo de Córdoba, que en su día inició la cruzada contra el libro desde el palacio episcopal de Tarazona, y al propio portavoz de la Conferencia, el jesuita Juan Antonio Martínez Camino. De hecho, una iniciativa de diálogo con los no creyentes -conocida como 'Patio de los Gentiles'- que iba a tener como protagonista a Ravasi en Madrid de la mano de una publicación religiosa, ha sido congelada por instancias eclesiales de alto nivel.
Ajeno al proceso inquisitorial, el libro se sigue vendiendo. Una vez retirada de las librerías la novena edición, la que llevaba el Imprimatur de monseñor Uriarte, aún quedan ejemplares, aunque cada vez es más difícil encontrarlo en España, cuando antes era un pozo sin fondo. La librería diocesana de Bilbao, Jakimbide, tiene en lista de espera medio centenar de peticiones del libro.
Fuentes de la editorial PPC han asegurado a este periódico que la obra está en proceso de descatalogación y «ya no está en circulación», por lo que no se imprimirán más ejemplares en las imprentas del grupo SM, que no dispone de fondos del libro en sus almacenes. «Si es una obra que se sigue vendiendo y no ha sido condenada, ¿por qué pasa esto sólo en España?», se preguntan no pocos observadores eclesiales.
Uriarte y Pagola se reunieron en un hotel de Palencia con un biblista y un teólogo para revisar la obra
La persecución del libro de Pagola se ha producido en un momento especial de la Iglesia española, que vigila desde grandes atalayas la doctrina oficial y persigue a los autores más críticos y libres, en un acoso sin precedentes al pluralismo teológico. Tres años después de la publicación del libro, en septiembre de 2007, la mayoría de las editoriales católicas han cedido a las presiones y admiten la censura previa para evitar males mayores. Hasta las obras más inocentes llevan ya el 'nihil obstat' de un obispo, de un vicario general o de un canciller diocesano.
Los ataques contra Pagola están apadrinados por un sector fuerte e influyente de la Conferencia Episcopal Española, que arremetió contra el libro apenas tres meses después de salir a las librerías y comprobar que tenía un éxito sin precedentes. El primero que abrió el fuego fue Demetrio Fernández, obispo de Tarazona entonces. El prelado calificó de «arriana» la obra y acusó al teólogo vasco de desfigurar a Jesús.
Esta posición fue secundada por Luis J. Argüello, vicario de Valladolid, por los teólogos José María Iraburu y José Antonio Sayés, y por José Rico Pavés, director del Secretariado de la comisión episcopal para la Doctrina de la Fe. Rico, ahora muy bien situado para acceder a la mitra, acusó a Pagola de hacer daño con su libro en unas consideraciones que luego se convertirían en nota oficial del Episcopado, con el apoyo de su Comisión Permanente.
El propio Pagola contestó en bloque al 'grupo de Tarazona' en una reflexión de 50 folios titulada 'La verdad nos hará libres', en la que defendía su trabajo y desmontaba las acusaciones. Pero la campaña contra Pagola arreció. Movilizado por los duros ataques, monseñor Uriarte, que en esos momentos gestionaba un relevo tranquilo en la diócesis de San Sebastián, adoptó una postura valiente y se implicó en persona en el pulso que se libraba entre Pagola y el núcleo más conservador de los obispos.
Uriarte contactó con acreditados especialistas en la materia, Santiago Guijarro, biblista de gran prestigio, y Santiago del Cura, miembro de la Comisión Teológica Internacional así como con un obispo teólogo y les pidió un peritaje sobre la obra. Uriarte, Pagola y los dos Santiagos celebraron un encuentro en un hotel de Palencia para hablar del asunto. El biblista y el teólogo fueron aceptados por Ricardo Blázquez, entonces presidente de la Conferencia Episcopal, y ratificados por Rouco cuando volvió a la jefatura del Episcopado. También fue consultado Fernando Sebastián, exarzobispo de Pamplona, aunque dio una de cal y otra de arena.
Retirado del mercado
Pagola accedió a realizar una relectura de su trabajo, aclarando la naturaleza de su libro e introduciendo modificaciones para disipar interpretaciones. Con el peritaje de los expertos, que no encontraron en el texto revisado ninguna afirmación que contraviniera el núcleo esencial de la fe cristológica, el censor elaboró un dictamen en el que aseguraba que no había ninguna afirmación que se desviara de la fe y costumbres de la Iglesia.
Culminado ese proceso, el obispo se mojó e hizo suyo el 'nihil obstat' del censor y concedió el Imprimatur a la obra. Para entonces, la comisión episcopal de la Doctrina de la Fe ya había elaborado una nota «de clarificación» en la que se criticaba el trabajo de Pagola y se denunciaban seis errores metodológicos.El apoyo de Uriarte no fue mano de santo. Los enemigos del libro pusieron el grito en el cielo y se pusieron a maniobrar en la tierra. Enviaron la obra a Roma y, tras fuertes presiones, lograron que la editorial PPC ordenara retirar esa edición bendecida por Uriarte de todas las librerías, lo que generó una amplia contestación en sectores eclesiales.
El grupo SM, vinculado a los marianistas, considera que ha cumplido su compromiso con el libro tras el enorme esfuerzo publicitario que realizó en su lanzamiento, y que ha defendido desde el principio. SM, que ya tuvo problemas con el Episcopado por editar un manual de Educación para la Ciudadanía en plena guerra por la asignatura, y un texto pionero titulado 'Descubrir el Islam', se ha visto obligado a actuar con pies de plomo, porque fuerzas muy poderosas, con capacidad de represalias, han intentado dejar al grupo fuera de juego.
Un misionero vasco ha traducido la obra al japonésEl libro 'Jesús. Aproximación histórica' ha sido traducido ya a siete idiomas. Sus contenidos se leen en italiano, en inglés, en brasileño, en portugués, en catalán y en euskera. Ha sido un gran éxito de ventas, un auténtico bestseller para una obra de estas características, a las que les cuesta saltar su círculo más inmediato de los interesados por la Religión, y ahora se vende en Roma, en Lisboa o en Buenos Aires. Se han hecho nueve ediciones y se piratea en Internet.
La edición revisada por el propio autor tras las primeras presiones, que casi se agotó en castellano, se vende todavía en euskera y en catalán, de la que se han hecho varias reediciones. Pronto estará en los Balcanes en lengua croata y esta próxima primavera, con los almendros en flor, llegará a los confines más orientales: un misionero vasco lo ha traducido al japonés.
RD