Thursday, January 27, 2011

"Vendremos a él y pondremos nuestra morada en él" Juan 14,23


Es la hora del atardecer.
El sol se acaba de poner.
Los pájaros comienzan a callar.
El bullicio de las calles se hace lejano
Ha quedado atrás el trabajo agotador
y el batallar del día.
Es un momento propicio para meditar.
El silencio de fuera,
favorece el silencio interior.
Señor, durante el día he percibido
cientos de voces humanas.
Ahora deseo escuchar tu voz.
O tu silencio, porque Tú hablas al corazón
casi sin palabras.
Eres una presencia callada, serena,
a la vez que reconfortante.
Tú Espírity penetra en el hombre
como el agua en una esponja,
como una suave brisa.
Nada se le opone, a no ser nuestra libertad.
Nos ha dado el poder de rechazarte.
Si nos abrimos a tí, la paz nos inunda,
una paz fecunda que nos renueva por dentro.
Una paz que el mundo no puede dar.
Una paz que puede convivir
con el sufrimiento.
Este encuentro contigo, Señor,
no es una evasión, una huida.
No me aparta de mis deberes y compromisos.
Pero, me da esa experiencia de tí
que mi ser anhela con todas sus fuerzas.
Tú, plenitud infinita, misterio impenetrable,
te acercas a nuestra limitación y la colmas.
Dame, señor, la gracia de acogerte
y vivir en tu presencia.
"Vendremos a él y pondremos
nuestra morada en él"
José Correa sj

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