El objetivo es el ingreso de la Santa Sede a la "Lista Blanca" de los Estados virtuosos. Pero la magistratura italiana sospecha de operaciones ilícitas y en el Vaticano hay discordia. La insensata leyenda negra contra Angelo Caloia, el presidente que salvó al IOR del desastre
por Sandro Magister
ROMA, 27 de enero de 2011 – Desde hace una semana, la Autoridad de Información Financiera, el nuevo organismo vaticano creado para vigilar que en entes ligados a la Santa Sede no se efectúen actos de reciclaje de ganancias criminales y de financiamiento del terrorismo, tiene un presidente en la persona del cardenal Attilio Nicora, (en la foto), que se mantiene también como presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica.
El primer objetivo que Nicora pretende alcanzar es la inscripción de la Santa Sede en la "Lista Blanca", es decir, la lista de los Estados más empeñados en prevenir y contrarrestar los citados crímenes financieros.
Al instituir la Autoridad de Información Financiera y promulgar cuatro leyes "ad hoc" el pasado 30 de diciembre, la Santa Sede ha dado un paso indispensable para alcanzar tal meta.
Pero el recorrido está sólo en los comienzos, ha advertido en una entrevista en la Radio Vaticana el abogado Marcello Condemi, uno de los cuatro expertos que acompañan al cardenal Nicora, porque el GAFI, el Grupo de Acción Financiera Internacional contra el reciclaje de capitales, examinará los procedimientos vaticanos, y eventualmente exigirá modificaciones.
Condemi trabajó en el Banco de Italia y ha sido durante muchos años integrante de la delegación italiana en el GAFI, con el cual la Santa Sede ya tiene contactos en curso.
Pero no será solamente el examen del GAFI el que dictará los tiempos de la admisión de la Santa Sede en la "Lista Blanca".*
Un obstáculo serio sigue siendo la investigación abierta el 21 de setiembre de 2010 por la magistratura de Roma contra Ettore Gotti Tedeschi y Paolo Cipriani, respectivamente presidente y director del Instituto para las Obras de Religión, el banco vaticano, por sospechosa violación de las normas contra el reciclaje en operaciones por un monto de 23 millones de euros, en una cuenta del mismo IOR abierta en un banco italiano, el Credito Artigiano.
La magistratura, por recomendación del Banco de Italia, ordenó el secuestro de la suma. La Santa Sede declaró que todo había nacido de un "malentendido" y que "la naturaleza y el fin de las operaciones objeto de investigación podían ser aclaradas con extrema simplicidad".
El 30 de setiembre, Gotti Tedeschi – que el domingo anterior fue recibido por Benedicto XVI en Castel Gandolfo – aceptó ser interrogado por los magistrados de Roma, de la misma manera que es indagado un italiano común.
Una disponibilidad sin precedentes, en la historia del banco vaticano. En 1993, convocado para un interrogatorio de la magistratura de Milán, el entonces presidente del IOR, Angelo Caloia, consiguió que los magistrados hicieran una rogatoria internacional, con la petición presentada por los canales diplomáticos en la Santa Sede, en cuanto Estado extranjero. En esa difícil situación, el IOR respondió con una deposición escrita, también presentada por vía diplomática. Entregó las pruebas del mal negocio – respecto a los "sobornos" Enimont por casi 45 millones de euros – y obtuvo una aprobación general en la prensa, por haber colaborado con la justicia. El culpable, el obispo Donato De Bonis – secretario general del IOR durante veinte años y luego su "prelado" por otros cuatro años –, no era perseguible por la magistratura italiana en cuanto funcionario de un Estado extranjero, recién nombrado Capellán de la Soberana Orden Militar de Malta.
A juicio de dos miembros de la Comisión cardenalicia de vigilancia del IOR, los cardenales Nicora y Jean-Louis Tauran, éste último ex ministro de los asuntos exteriores de la Santa Sede y con gran experiencia diplomática, también en el año 2010 el Vaticano habría debido reaccionar de este modo al intervenir la magistratura italiana, exigiendo una rogatoria internacional entre Estados. Pero prevaleció el parecer opuesto del presidente del IOR, sostenido por el presidente de la misma Comisión cardenalicia, el secretario de Estado Tarcisio Bertone.Gotti Tedeschi fue entonces interrogado en las oficinas de la Fiscalía de Roma. Su deposición alcanzó 91 páginas de un Acta, algunos extractos de los cuales fueron publicados en la prensa. En ese interrogatorio él explicó su gesto como "una demostración de la voluntad de inaugurar una nueva época".
Pero los magistrados no consideraron satisfactorias las aclaraciones proporcionadas. Y al pedido del IOR de desbloquear los 23 millones de euros secuestrados, hasta ahora han respondido con reiteradas negativas. La última fue el 20 de diciembre, justificada en el hecho que "resulta imposible identificar a los beneficiarios de bonificaciones y reembolsos", y en consecuencia, en ausencia de "un ordenado y transparente desarrollo de las relaciones entre entes crediticios italianos y el IOR en función anti-reciclaje", el Instituto vaticano "puede convertirse fácilmente en un canal para el desarrollo de operaciones ilícitas de reciclaje de sumas de dinero [que han] surgido de delitos".Es evidente que un estado de cosas similar complica la inscripción de la Santa Sede en la "Lista Blanca".
En efecto, en una memoria firmada por dos magistrados de Roma a cargo de la investigación, Nello Rossi y Stefano Rocco Fava, se lee, respecto a las consultas en curso entre la Santa Sede y los organismos italianos e internacionales encargados de la cuestión:
"Se detecta que el Banco de Italia, en el informe del 6 de octubre de 2010 transmitida a esta oficina [judicial], ha caracterizado tales consultas como totalmente infructuosas".*
A estas turbulencias se agregan además otras en el interior del Vaticano."En diez meses se ha hecho más que en veinte años, son décadas de hábitos que hay que cambiar": esta frase, atribuida a "un alto exponente vaticano" y publicada con gran énfasis en el "Corriere della Sera" del 22 de octubre, ha dado cuerpo a la leyenda negra, según la cual los problemas judiciales del actual presidente del IOR, Gotti Tedeschi, en el cargo desde el 23 de setiembre de 2009, serían imputables al mal gobierno de su predecesor Angelo Caloia, en el cargo en los veinte años anteriores. Gotti Tedeschi asegura que jamás ha pronunciado ni pensado esa frase. Pese a ello, Caloia ha reclamado de la Secretaría de Estado vaticana una reparación pública de la afrenta. Pero en "L'Osservatore Romano", el diario de la Santa Sede lógicamente obligado a hacer la paz entre los dos, hasta ahora no ha aparecido una sola línea de aclaración. Además, mientras Gotti Tedeschi es un columnista líder del diario dirigido por Giovanni Maria Vian ya desde antes de su nombramiento como jefe del IOR, los artículos de Caloia elaborados en la fase final de su presidencia jamás fueron recibidos.
En realidad, el contraste entre los dos últimos presidentes del IOR no tiene fundamento alguno si sólo se observa la obra meritoria cumplida por ambos.Gotti Tedeschi tiene en su haber poco más de un año de presidencia, período en el que ha actuado resueltamente, a fin que no sólo el IOR sino todos los entes económicos vinculados a la Santa Sede sean cada vez más "ejemplares, además de eficientes".
Pero con mayor razón no se puede dejar de apreciar la obra de saneamiento y de reordenamiento llevada a cabo por Caloia en los anteriores veinte años, en condiciones inicialmente casi desesperadas, en un IOR semidestruido por Paul Marcinkus y más todavía por monseñor De Bonis, la verdadera "alma negra" de ese período.
Cuando Caloia arribó a la jefatura del IOR, en junio de 1989, Marcinkus ya no estaba, pero sí quedó De Bonis. Éste se había procurado un cargo a medida, el de "prelado" del banco vaticano, y durante varios años continuó impávido gestionando operaciones financieras ampliamente ilegales.Caloia condujo una batalla muy fatigosa para contrarrestar a De Bonis y convencer a la Secretaría de Estado vaticana de expulsarlo. Lo logró en 1993, pero todavía en los meses posteriores debió escribir al secretario de Estado, Angelo Sodano, para informarle que De Bonis seguía también desde afuera inmiscuyéndose en el IOR y continuando con su "actividad criminal". Ha sido publicada en Italia, en el 2009, una precisa documentación de esa batalla, en un libro de Gianluigi Nuzzi que sigue siendo también hoy un éxito editorial: "Vaticano S.p.A.".
De Bonis murió en el 2001. Siguieron para el IOR algunos años de relativa tranquilidad y de buenos beneficios, providenciales para tener equilibrados los balances de la Santa Sede. Hasta que subió a escena el desencuentro entre el cardenal Sodano y Bertone, su sucesor designado en la Secretaría de Estado.Sodano hizo de todo para permanecer en su puesto. Y cuando en el año 2006 debió ceder, su última acción fue restituir el cargo de prelado del IOR, vacante desde 1993, y asignarlo a un protegido suyo, su propio secretario personal Piero Pioppo.
Para Caloia fue un nuevo Via Crucis. A Pioppo, como ya en el pasado a De Bonis, lo puso nuevamente al frente de una gestión paralela del IOR, que giraba en torno al presidente.
El secretario de Estado Bertone se propuso muchas veces alejar a Pioppo, pero sin éxito. El presidente del IOR se sentía cada vez más aislado. Cuando decidió comenzar los procedimientos para inscribir a la Santa Sede en la "Lista Blanca" y entregó los documentos necesarios a la Secretaría de Estado, por cuanto le tocaba proceder a ella, ni siquiera le informaron los pasos sucesivamente dados por las autoridades vaticanas. El alejamiento de Caloia de la presidencia del IOR estaba en el aire. El traspaso a Gotti Tedeschi tuvo lugar el 23 de setiembre de 2009.
Cuatro meses después, el 25 de enero de 2010, Pioppo fue enviado como nuncio apostólico a Camerún y Guinea Ecuatorial.Desde entonces el rol de prelado está vacante, pero lo será por poco. Para este cargo que en el pasado siempre ha dado pésima prueba de sí está próximo el nombramiento de monseñor Luigi Mistò, de 58 años de edad, responsable en la diócesis de Milán del servicio para el sostenimiento económico de la Iglesia.
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Los documentos publicados a fines de 2010 que dotan a la Santa Sede de los instrumentos para prevenir y contrarrestar las actividades ilegales en el campo financiero:
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El servicio con otros detalles de la investigación judicial sobre el IOR, abierta en el año 2010 por la magistratura italiana:
> El banquero del Papa resiste la tormenta (24.9.2010)
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La entrevista del 30 de diciembre de 2010 en la Radio Vaticana al abogado Marcello Condemi, consejero del cardenal Nicora:
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Traducción en español de José Arturo Quarracino, Buenos Aires, Argentina.
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