Fundador del Movimiento Cristiano Liberación, fue un católico comprometido con el cambio
ARACELI CANTERO GUIBERT | Al despedir los restos del disidente cubano Oswaldo Payá Sardiñas, fallecido el 22 de julio en un accidente de tráfico cuyas causas todavía están por aclarar, el arzobispo de La Habana,cardenal Jaime Ortega Alamino, elogió su vocación política, su claridad en ejercer ese derecho y su fidelidad y cercanía a la Iglesia. Destacó que fue un seguidor práctico de la Doctrina Social de la Iglesia.
Además de ser un líder pacifista amante de su patria, Payá fue un católico de toda la vida que vivió en su carnelas dificultades de los creyentes de su generación en Cuba, solo por ser católicos.
Nació en 1952 y estudió en una escuelita de barrio con los Hermanos Maristas. Se mostraba agradecido a la educación recibida de sus padres. A pesar de las dificultades, cada domingo él y sus hermanos iban solitos a misa, “entre miradas y palabras desagradables. Me parecía normal que si iba a ser católico, me tendría que acostumbrar a aquello,” recordaba Payá en una entrevista al hablar de su vida.
Trabajó en su parroquia y en la acción pastoral en La Habana y después, a nivel nacional, en los preparativos del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (1986). Su vocación laical de transformación del mundo le llevó, en los años 80, a plantearse la aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia.
Con un grupo de católicos publicaba la hoja Pueblo de Dios, que ellos mismos firmaban y repartían por miles. La hoja fue suspendida por la Iglesia, ya que, dada la situación de Cuba, sus planteamientos resultaban poco oportunos.
Payá y el grupo que por entonces se había constituido en una ‘peña católica de reflexión’, optaron por crear elMovimiento Cristiano Liberación (MCL). Dejaron de reunirse en un salón parroquial y decidieron “salir de la Iglesia” conscientes de que “no podemos pedirle a un obispo que haga esto o aquello, sino que vamos a hacerlo nosotros en la calle y según nuestra vocación laical”.
La clave, la liberación
El punto de partida del movimiento es el Evangelio, y la clave, la liberación, “porque es lo que necesita nuestro pueblo”. Payá no se cansaba de decir que “hay que liberar al pueblo de la cultura del miedo a la que está sometido”. Y señalaba que Cuba puede cambiar, “y nosotros tratamos de promover el protagonismo del pueblo, por vías legales”.
Con la voluntad de lograr cambios por el testimonio y a través de proyectos de “obediencia civil”, el MCL trata de demostrar, por vías legales, que “es el Gobierno el que viola sistemáticamente su propia ley”.
Vida Nueva
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