EL PAN DE LA UNIDAD
Por José María Maruri, S.J.
1. - El pan está unido a la historia del hombre y de Dios desde sus comienzos. Recordáis que la primera vez que el pan en la Escritura es con aquella frase: “comerás el pan con el sudor de tu frente”.
El pan no se da gratis como a la entrada de un comedor de beneficencia. Hay que trabajarlo. Como hacer el pan exige una elaboración, un tiempo, una habilidad (que no es nada fácil hacer un buen pan) también tenerlo exige esfuerzo trabajo, pero qué maravilloso premio es ese pan que huele a trigales, a tierra húmeda, a tierra arada con cantos, a jara quemada.
2. - El pan es signo de unidad, de colaboración, de participación, con granos de mil espigas venidas de la meseta, del monte, del valle, se forma un solo pan que sabe a meseta, a monte y a valle. Son miles de granos unidos en el mismo pan.
3. - “No solo de pan vive el hombre...”, recordáis como Jesús rechaza al diablo. Jesús no hizo pan gratis de las piedras, un pan milagrero que no cuesta esfuerzo, donde no hay espigas que se unan a las espigas, donde el hombre no tiene nada ver. Jesús no hace pan así, no lo multiplica.
El pan que multiplica Jesús es el que un muchacho le dio sacándole de su zurrón personal para ayudar a todos. Era poco pero era necesario. Aquellos cinco panes correosos y endurecidos por el tiempo, aquel gesto generoso de aquel muchacho eran necesario para que un Jesús que no multiplicó las piedras que nadie le daba, multiplicase un pan cedido para todos.
Si no das el pan que tienes pensado en que tú le necesitas, ese pan se pondrá rancio y mohoso en tu zurrón y ni lo comerá el que lo necesita, ni lo podrás comer tú. Pero si lo das tendrás pan tierno todos los días.
4. - Cinco panes para cinco mil hombres. Era poco para tanta gente. Cuántas veces este pensamiento, que estuvo a punto de paralizar el milagro, puede paralizar una acción que aunque insuficiente era necesaria.
¿Qué puedo hacer yo para paliar el hambre de tres mil millones de hombres? ¿Qué mi voz o mi silencio contra el salvaje terrorismo? ¿Qué vale mi sonrisa y mi buen humor para suavizar tanto dolor y tanta pena en este mundo? Pues lo que vale un grano de trigo de la montaña unido a muchos miles de granos de la meseta que al fin forman un oloroso pan.
La unión hace la fuerza sobre todo cuando se pone en las manos poderosas de Dios, que con su divina bendición lo multiplicará: “un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero”.
5. - El pasaje del Evangelio de hoy tiene un tono eucarístico, dicen los comentaristas, donde la unión de todos los cristianos en un sólo Cristo se simboliza con la unión de los granos de trigo en un sólo pan.
Betania
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