Friday, March 04, 2016

Tres años de Francisco: VARIAS DE CAL Y ALGUNA DE ARENA por José Agustín Cabré, claretiano



Se cumplen tres años desde que el arzobispo de la capital de Argentina, Jorge Mario Bergoglio, cambió de ciudad y cambió de nombre: de Buenos Aires a Roma; de Jorge Mario a Francisco.
Dicen algunos vaticanólogos que su elección no fue una sorpresa; que ya en el cónclave anterior, en el que se eligió a Ratzinger, el arzobispo porteño había recibido una votación muy alta. Lo cierto es que llegó al pontificado romano en la quinta votación de los cardenales reunidos en el cónclave, tiempo considerado breve para una elección papal.
Hoy, a tres años de distancia, hay elementos para considerar su nombramiento como beneficioso para su comunidad de fe y también para el amplio mundo social y político en el que vive la iglesia católica.
Entre los aspectos positivos hay que destacar:
DE CAL.
• un nuevo estilo de conducción para la comunidad eclesial. Francisco cree en la colegialidad episcopal. Sus primeras palabras en el día de su elección fue presentarse como obispo de Roma, dejando de lado todo el festival de títulos ampulosos que acompañaba a los papas: vicario de Cristo, sucesor del Príncipe de los apóstoles, sumo pontífice de la Iglesia universal, patriarca de Occidente, santo padre, cabeza de la iglesia, siervo de los siervos de Dios, primado de Italia, soberano del estado pontificio.
• Los llamados insistentes y categóricos a los obispos para que sean pastores con olor a ovejas y no a fragancias de rosal. A cada obispo que nombra en el mundo le recuerda queno debe enfermarse de “episcopalitis”, peste bastante común hasta ahora entre los prelados.
• Su estilo de vida, más humanizada que la de sus predecesores. No vive en el palacio vaticano sino en la casa Santa Marta, hogar para sacerdotes que pasan por Roma; no viste los ornamentos clásicos llenos de filacterias y estolas, sino la simple sotana blanca; no usa el papamóvil sino un coche común sin protecciones especiales. Los comentaristas vaticanos destacaron tras su elección ¡que seguía usando los mismos zapatos gastados que habían recorrido tantas veces las callecitas de Buenos Aires! Estaban acostumbrados a las zapatillas rojas y a los zapatos blancos de charol.
• Su discurso, cercano, entendible, directo. En todo caso, la catequesis se sobrepuso a las disquisiciones de teología para que la comunidad de base entendiera el mensaje de Jesús. Francisco cambió el discurso desde el primer momento, cuando pidió al pueblo romano la bendición al inicio de su ministerio y después despidió a la gente con un buenas noches y el ¡ buen provecho! para que fueran a cenar a sus casas.
• Su tarea por limpiar la curia vaticana- organismo de múltiples funciones que de hecho manipula el poder al centralizar las decisiones por sobre las iglesias particulares-. La reforma de la curia ha sido una labor dura para el papa Francisco, porque se han creado muchos anticuerpos. Cambiar personas y estilos, costumbres y abusos, es siempre una tarea gigantesca. La desaparición en el escenario de algunos cardenales como Sodano, Re, Bertone y otras vacas sagradas ha significado una purificación, aunque, según se dice, sus tentáculos aún queden manipulando conciencias y dineros.
• El anuncio que otra sociedad es posible en la medida que el excedente producido por las grandes economías mundiales sea revertido en planes de desarrollo sustentable invitando a los pueblos empobrecidos a sentarse en la mesa social del mundo.
• El anuncio de tiempos nuevos en la medida que el ser humano incorpore en su modo de proceder el equilibrio que la misma naturaleza presenta y que es sabido por las aves, las plantas y hasta las piedras. La carta papal titulada “Laudato Si” (Alabado seas) es un elocuente llamado a cuidar de la creación.
• El anuncio que la política debiera ser la ciencia de la justicia para lograr un mundo presentable, habitable, en dimensión humana, convertido en hogar y no en pesebrera, ni en campo de concentración, ni en tugurio.
• La realización de sueños que pasaron de fantasías a concreciones: el acercamiento Cuba-USA, el abrazo episcopal de Roma y Moscú, la superación de los traumas cristianos respecto a Cuba, la política de acercamiento con China, lo que representa una orfebrería muy fina que dará frutos a su tiempo.
• Pero lo que ha marcado sus tres años de pontificado ha sido la preocupación por la justicia social. En sus primeras declaraciones afirmó que quería una iglesia pobre para los pobres; su primera salida del Vaticano fue a Lampedusa, lugar de arribo de los huían de Africa y buscaban refugio en Italia; su preocupación ha sido la que ya tenía en Buenos Aires: la solidaridad, como deber de justicia y no de pura caridad, ha sido un discurso recurrente en su predicación. Una solidaridad sin estridencias, sin escenarios, sin “clamorosa”, pero con la efectividad de quien actúa aterrizando en obras los buenos deseos.
• Y la denuncia acerca del desequilibrio social producido al establecer una sociedad desmembrada, caótica, injusta y enferma.
• La denuncia sobre la riqueza acumulada que no puede medirse en papel moneda ni en valores de cambio.
• Este ha sido uno de los aportes de Bergoglio a la filosofía social de la iglesia que estaba demasiado centrada en la realidad europea. Ha sido un aporte latinoamericano, surgido desde la realidad de un continente rico en promesas y al mismo tiempo explotado en sus posibilidades.
• Los pontífices anteriores, no conocieron la marginación social que se vive en el tercer mundo. Todos ellos eran europeos y centro europeos: con mentalidad italiana, polaca y alemana. Todos ellos debieron actuar en un clima enrarecido que toleraba- con aprobación o sin ella- relaciones sospechosas con el mundo inversionista, con políticas económicas neoliberales, a veces hasta con verdaderas mafias que entorpecían la necesaria transparencia eclesial.
• Con la elección de un pontífice que caminó “las callecitas de Buenos Aires” y no dudó en entrar en las villas empobrecidas, un nuevo estilo llegó a Roma y a la iglesia universal.
• Con ilusión, las bases comunitarias recibieron esta buena noticia de la elección de uno de los suyos como guía espiritual de la cristiandad. De inmediato le escribieron aferrados a una esperanza que mantenían desde cien años:
• “Que hagas realidad en la Iglesia una opción por las personas empobrecidas. Que te pongas al lado de quienes sufren y que te enfrentes a quienes causan ese sufrimiento, aunque eso suponga oponerse al poder político y económico vigente. Y te pedimos que lo hagas con coherencia, renunciando a riquezas y privilegios que poco tienen que ver con el Evangelio.
• Que abras la Iglesia de forma madura a los nuevos tiempos, integrando en igualdad a las mujeres en todos los estamentos y liberando a la institución del machismo anacrónico del que adolece.
• Que luches por lo verdaderamente importante, que es la felicidad de las personas, en lugar de enredarnos en rígidas normas morales y en batallas éticas alejadas de la realidad.
• •Que erradiques las intrigas, las conspiraciones y los intereses creados en el seno del Vaticano, que no son sino fruto de la sed de poder y de riqueza. Que la Iglesia no sea un Estado, sino una casa común.
• Que impulses un avance en la colegialidad y la democratización de los órganos y cargos eclesiales, para no tener una Iglesia en la que la cabeza camina por un lado y el cuerpo por otro, para tener en cambio una Iglesia en la que todos y todas nos sintamos representados, escuchados y unidos.
• •Que trabajes con sinceridad por la unión de todas las iglesias cristianas.
• •Que veles porque la Iglesia pida perdón con humildad y repare a las víctimas cuando sea necesario, por todo el dolor y el sufrimiento que ha causado en estos siglos mediante la represión, los abusos sexuales, el control social y la discriminación.
• En suma, te pedimos una Iglesia que se guíe por el Evangelio y que ponga el foco en lo único importante: el amor y la justicia”.
Esta fue la petición que apareció en la prensa argentina y que se socializó rápidamente porque representaba el sentir de las comunidades marginadas en los procesos eclesiales por tantos años, casi desde siempre.
Y DE ARENA.
Pero también hay algunas paladas de arena en la construcción y sostenimiento de una iglesia que debe ser testimonio de Cristo en un mundo arisco. Por ejemplo:
• Una mayor decisión y rapidez en la reforma de la curia romana, sabiendo que el tiempo que tiene para esta tarea es breve.
• Un criterio demasiado obsequioso al conformar equipos colaboradores en el gobierno de la iglesia. El ejemplo mayor es la creación del grupo de ocho cardenales asesores más directos, entre los que figuran personajes ya traspapelados y que dan poca confianza, como los cardenales Errázuriz y Pell.
• Ciertas dificultades causadas por sus asesores que entorpecen las audiencias quevíctimas de curas abusadores solicitan tanto en el Vaticano como en las visitas pastorales a los países.
• El hecho puntual- que se ha convertido en sorpresa mundial- que se haya tolerado la salida de Peter Saunders del equipo asesor para casos de pederastia, sin que Francisco se diera por enterado.
• El empeño en mantener algún obispo designado para diócesis que se oponen a tener pastores desacreditados. El caso más emblemático es el de Juan Barros, en Osorno, Chile, quien formó parte del círculo de allegados al cura Karadima, condenado por el Vaticano por depravado.
EL TRIENIO.
De todos modos estos tres años de pontificado han significado un nuevo aire eclesial,pese a los nubarrones. Se detecta en la amplia sociedad mundial un nuevo modo de entenderse con la iglesia. Ello se debe al nuevo lenguaje, al nuevo estilo, a los nuevos criterios pastorales, a la misma vieja doctrina presentada en moldes más atractivos.
Pero las manchas que permanecen solamente serán superadas- que no olvidadas- por un sincero y profundo cambio en la política que gestiona el quehacer del papa argentino. ¿Podrá darse? Y si es así ¿podrá darse con la premura que todos esperamos?
José Agustín Cabré Ruffat, claretiano
El Catalejo del Pepe
RD

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