Se ha cumplido ya un año y dos meses desde la fecha en que el Papa Francisco nos
regaló algo que ha venido a ser un documento, una Declaración universal, la
encíclica LAUDATO SI, Alabado seas, mi Señor. La mejor prueba de esta aceptación
es la cantidad de libros que se han inspirado en ella. La revista Vida Nueva de julio de
este año, enumera 27 libros, editados en diferentes países a este propósito
Y si se quiere, tomando el evangelio de hoy, podemos hablar de cómo, desde el
punto de vista de la Ecología, es el mejor comentario al Padre Nuestro. Basta sólo con
leer los números que el Papa dedica a San Francisco de Asís para probar esta
afirmación.
Se apela al Padre Nuestro como al Padre Creador, pues Francisco de Asís “manifestó
una atención especial hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y
abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón
universal” (L.S. n.10). Era tomar a Dios como el padre de la creación, cuyo nombre,
cuya persona debe ser santificada y respetada por todos nosotros.
Este santo, señala el Papa, hablaba también, no sólo del Reinado de Dios en los
cielos, sino de su deseo de que Dios reinara en la tierra:“Era un místico y un peregrino
que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con
la naturaleza y consigo mismo” (L.S n. 11).
En el momento actual, señala el Papa, por otra parte, está faltando el pan para los
más pobres. Sólo en el primer capítulo de la encíclica aparece la palabra pobres 22
veces. Pero sobre todo aparece la condena a la cultura del descarte, donde se
podrá repetir esa frase que ha usado en otras ocasiones: “la comida que se bota, es
la comida que se roba a la mesa de los pobres”
El mismo capítulo primero, LO QUE ESTÁ PASANDO EN NUESTRA CASA, es una
enumeración de los pecados por los cuales debemos pedirle a Dios nos persone y nos
libre de todo mal.
Y si queremos añadir al Padre Nuestro, un Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
nada mejor que tomar de la LAUDATO SI estas frases: “El Padre es la fuente última de
todo, fundamento amoroso y comunicativo de cuanto existe. El hijo, que lo refleja, y
a través del cual todo ha sido creado, se unió a esta tierra cuando se formó en el
seno de María. El Espíritu, lazo infinito de amor, está íntimamente presente en el
corazón del universo animando y suscitando nuevos caminos” (n.238)
Jesuitas de Colombia
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