El presidente de Cuba, general Raúl Castro, también segundo secretario del Partido Comunista, asistió hoy a la primera beatificación de un religioso católico en la isla, el fraile hospitalario José Olallo Valdés.
Olallo (1820-1889) fue declarado beato por el cardenal José Saraiva, enviado del papa Benedicto XVI y prefecto de la congregación para las Causas de los Santos, en una ceremonia celebrada en la Plaza de la Caridad de la ciudad de Camagüey, a unos 530 kilómetros al sureste de La Habana.
"Su beatificación es un hito para la iglesia en Cuba y para todo el pueblo", afirmó Saraiva, que calificó a Olallo de "campeón" y "apóstol" de la caridad cristiana.
"Frente a una cultura materialista que se va imponiendo y que deja de lado a los débiles y desamparados, aprendamos del padre Olalla la virtud de confiar en Dios, de saber amar al prójimo de forma universal", dijo el prelado.
Al comenzar el acto, mientras saludaba a los asistentes el arzobispo de Camagüey y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos, Juan García Rodríguez, el diácono Miguel Ángel Ortiz entregó una biblia al general Castro, que estaba acompañado por la jefa de asuntos religiosos del Partido Comunista, Caridad Diego.
"Las relaciones de la iglesia con el Estado se ve que están prosperando", señaló un joven estudiante de medicina. La niña Daniela Cabrera, de 12 años, supuestamente sanada de un linfoma incurable por sus oraciones a Olallo, asistió también a la ceremonia y declaró a Efe: "Me siento feliz y contenta porque el padre Olallo me escogió a mí para hacer el milagro y porque él sea beatificado".
Benedicto XVI firmó a fines de 2006 los decretos que proclaman las virtudes de Olallo y lo reconocen como "venerable".
Con cánticos religiosos y gorras para protegerse del inclemente sol, miles de cubanos, entre ellos el presidente Raúl Castro, se dieron cita el sábado para la beatificación del Padre José Olallo Valdés, un nuevo paso de encuentro entre la Iglesia católica y el gobierno comunista.
La Plaza de la Caridad de esta ciudad se convirtió en una catedral a cielo abierto donde se realizó la misa con la cual Olallo subió a los altares para ser desde ahora oficialmente venerado.
El presidente Castro, vestido de traje gris, entró por un costado del improvisado altar para ponerse en primera fila, una participación que fue aplaudida por los creyentes. A su lado se instaló el historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal, un intelectual comunista que durante su infancia al igual que el mandatario recibió educación católica
RD
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