Por José María Maruri, SJ
1.- Jericó, la ciudad más baja del mundo. A 300 metros bajo el nivel del mar. Embellecida de palmeras, era lugar de descanso y verano. Bueno, como la Marbella de España.
Una multitud ha atravesado todo Jericó acompañando al Maestro. Multitud divertida que no tiene nada que hacer, a quienes cualquier novedad pone en movimiento… Tan cerca de Jesús y tan lejos.
Es la historia de siempre entre una multitud que apretuja al Señor, sólo la hemorroisa llega del contacto del tú a tú con el corazón de Cristo y queda sanada… Entre cientos de ojos que miran pasar al Señor, sólo Zaqueo, subido al sicomoro, recibe de tú a tú la mirada del Señor y su corazón queda sano. Ante una multitud que se aleja aterrorizada es uno el leproso que recibe la fuerza curativa de aquel “Quiero, se sano” del Señor.
Y hoy es este ciego, al que la gente margina a la cuneta del camino, el único que siente en su corazón el paso del Señor y consigue la vista del alma y del cuerpo. No es suficiente estar cerca del Señor hay que llegar al contacto con Él de corazón a corazón.
Entre nosotros, entre los hombres y mujeres de hoy, también es así. Con cuántas personas tratamos cada día y pasan junto a nosotros, sin dejar huella en nuestro corazón, hasta que llega una que da un aldabonazo a nuestro corazón y se nos mete dentro. Cuántas veces somos multitud ante Jesús y qué pocas veces somos el ciego del camino.
2.- Ciego y en la cuneta del camino hasta que conoció a Jesús y recobró la vista y le seguía por el camino…
--ciegos por el rencor
--ciegos por el afecto a una persona indebida
--ciegos por el brillo del dinero.
--ciegos por las luces de la discoteca de la vida.
Y por eso aparcados en el arcén de la carretera sin poder correr tras el Señor, porque nuestros faros no dan luz y aparcados en la cuneta si dejamos que la batería se descargue del todo tal vez nuestro aparcamiento sea definitivo en un cementerio de coches buenos solo para el desguace.
3.- Señor que pueda ver, a través de la tiniebla de este mundo, con tu lucecita titilante como estrella guía del camino…
--que vea que los que marchamos por el camino detrás de Ti, no somos multitud, extraños unos a otros, sino hermanos que debemos ir cogidos de la mano, para aliviar el cansancio unos a otros.
--que vea que sólo Tú haces el verdadero camino, caminando ante nosotros, Tú que eres Camino y Caminante y compañero de Camino
--que sepamos ver con tus ojos, que no nos dejemos arrastrar como cantos rodados llevados por agua río abajo, como robots programados para utilidad de unos pocos.
--que ni la moda, ni el sistema, ni el pensar de los demás, nos quiten la luz verdadera de los ojos haciéndonos ver los que otros quieren que veamos
--que podamos ver libremente, sin que nos pongan gafas del color que otros quieran.
--que podamos ver por nosotros mismos y podamos ver al Señor por su Camino.
El Señor es la luz del mundo, y nosotros somos luz en cuanto que nuestros ojos reflejen la luz del Señor, si no seremos tinieblas, porque si tu ojo no ve todo tu cuerpo es tiniebla. Señor que te podamos ver en medio de la multitud.
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