Son de tu Dios y son para ti las palabras de la promesa: “Mirad que yo os traeré del país del Norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas”. Alumbrará para los ciegos la alegría de la Pascua, pues el Señor los llevará por un camino en que no tropezarán.Se abrirá para los tullidos un camino por el que irán a la patria deseada: el Señor en persona caminará con ellos.
No teman verse excluidas de este retorno gozoso parturientes y paridas, pues el Señor, como un pastor que apacienta su rebaño, “toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres”: el Señor guiará a su pueblo entre consuelos.
Iluminada por Cristo, curada por la fe, la Iglesia sigue por el camino al que es su Luz. La que estaba sentada al borde del camino como ciega y tullida, ahora, bautizada en Cristo, ha recobrado la vista y camina hacia donde la conduce el que la ilumina: Ahora ve para seguir a Jesús por el camino.Ese camino lleva a la cruz y lleva al hombre; lleva a Dios y lleva a los pobres; lleva a la libertad y lleva a la vida
Los hijos de la Iglesia, porque Jesús los ha llamado y los ha curado, son pobres en camino, pobres que saben por qué caminan y a dónde van.
Para ellos, la cruz de Jesús es parte de la propia vida, y hacia ella vuelven los ojos si quieren saber de amor, en ella se apoyan para caminar, a ella se abrazan para saber de humanidad y de Dios.
La muerte, la última colina en nuestro camino con Cristo, será nuestro “monte del gozo” antes de la gloria, la altura que habremos de coronar para que el corazón otee finalmente las torres de la dicha.
Feliz camino. Feliz domingo.
+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger
No teman verse excluidas de este retorno gozoso parturientes y paridas, pues el Señor, como un pastor que apacienta su rebaño, “toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres”: el Señor guiará a su pueblo entre consuelos.
Iluminada por Cristo, curada por la fe, la Iglesia sigue por el camino al que es su Luz. La que estaba sentada al borde del camino como ciega y tullida, ahora, bautizada en Cristo, ha recobrado la vista y camina hacia donde la conduce el que la ilumina: Ahora ve para seguir a Jesús por el camino.Ese camino lleva a la cruz y lleva al hombre; lleva a Dios y lleva a los pobres; lleva a la libertad y lleva a la vida
Los hijos de la Iglesia, porque Jesús los ha llamado y los ha curado, son pobres en camino, pobres que saben por qué caminan y a dónde van.
Para ellos, la cruz de Jesús es parte de la propia vida, y hacia ella vuelven los ojos si quieren saber de amor, en ella se apoyan para caminar, a ella se abrazan para saber de humanidad y de Dios.
La muerte, la última colina en nuestro camino con Cristo, será nuestro “monte del gozo” antes de la gloria, la altura que habremos de coronar para que el corazón otee finalmente las torres de la dicha.
Feliz camino. Feliz domingo.
+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger
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