Monday, November 02, 2009

Espacio Sagrado


Marcos 15:33-39
Llegado el mediodía, la oscuridad cubrió todo el país hasta las tres de la tarde, y a esa hora Jesús gritó con voz potente: "Eloí, Eloí, lammá sabactani", que quiere decir: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" Al oírlo, algunos de los que estaban allí dijeron: "Está llamando a Elías". Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vinagre, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, diciendo: "Veamos si viene Elías a bajarlo". Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. En seguida la cortina que cerraba el santuario del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al mismo tiempo el capitán romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: "Verdaderamente este hombre era hijo de Dios."



¿Qué me estás diciendo, Señor?



Reflexiones sobre la lectura de hoy


La muerte de Jesús nos recuerda que, como Él ha muerto, también moriremos. Ha dado su último aliento, como todos lo darán. La Resurrección nos recuerda que, como Él ha resucitado, también nosotros resucitaremos. Aquél que fué el Hijo de Dios en la tierra, e hijo de María, es, en la eternidad, el Hijo de Dios.

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