Wednesday, May 30, 2012

Tres italianos involucrados. La Santa Sede busca las pruebas



Se investigan mensajes de correo electrónico y llamadas telefónicas, colaboración con la fiscalía. Hace algunos meses se solicitó la colaboración a los Servicios Secretos

GIACOMO GALEAZZI Y FRANCESCO GRIGNETTICIUDAD DEL VATICANO

Por lo que se sabe hasta hoy, todo parece indicar que Paolo Gabriele es la única persona inculpada por la fuga de documentos en el Vaticano, pero el círculo se está cerrando en torno a tres funcionarios laicos de la Santa Sede residentes en Italia. «Los jueces del Vaticano pedirán ayuda a la justicia italiana, si su investigación lleva a identificar responsabilidades de ciudadanos italianos», afirma el padre Federico Lombardi,  portavoz vaticano. «Estos son días trágicos», añade el comandante de la Gendarmería del Vaticano, Domenico Giani.


Giani fue funcionario del SISDE, los servicios secretos italianos. Y precisamente a la inteligencia italiana han pedido apoyo, que se dio en dos fases. En primer lugar, cuando hace algunos meses el «cuervo» comenzó a pasar documentos secretos a los medios de comunicación, la Santa Sede pidió formalmente ayuda al gobierno italiano que autorizó la colaboración con la Gendarmería, sin que se consiguiera identificar a los culpables.


Después, cuando el comandante Giani volvió a pedir apoyo a los italianos -tanto a la inteligencia como a las fuerzas de policía- para interceptar llamadas telefónicas y mensajes de correo electrónico. Pero esto no podía suceder seguramente sin el "beneplácito" de las autoridades políticas. La Gendarmería por lo tanto ha llevado a cabo su investigación y ahora nos encontramos a un paso del viraje. Como ya hemos dicho, hay tres laicos que trabajan en el Vaticano, pero son ciudadanos italianos y residen en Roma, en la lista de los sospechosos. Según los investigadores que trabajan a la otra orilla del Tíber, las responsabilidades de los tres son evidentes. Se está esperando que den un paso en falso. Y aunque hasta ahora no haya sido enviada ninguna comisión rogatoria a la magistratura italiana, no faltaría mucho para solicitar la asistencia judicial e incautar sus ordenadores privados.  
Sobre todo sus servidores de correo electrónico, los mensajes de correo electrónico se conservan durante cinco años. Será fácil, en el momento oportuno, comprobar si alguno de ellos ha manejado algún documento prohibido.


El mayordomo infiel, mientras tanto, se ha entrevistado con sus abogados, Carlo Fusco y Cristina Arrú, pero los interrogatorios formales iniciarán solo dentro de unos días. Su situación parece seriamente comprometida: el padre Lombardi ayer precisó que el material encontrado en casa del ayudante de Cámara es «suficiente» para motivar la acusación que contra él ha sido formulada. La sospecha es que Paolo Gabriele sea solo un peón en este juego, y ni siquiera el más importante. Probablemente era el «cartero» que se ocupaba de hacer filtrar los documentos fuera de las murallas del vaticano.


Y parece que verdaderamente Paolo Gabriele ha prometido colaborar con los investigadores vaticanos. La suya será una ayuda «amplia, fructífera y muy positiva», según dijo el padre Lombardi. Mientras tanto ha sido trasladado a otra celda, siempre dentro del cuartel del Vaticano, y está bajo constante observación. Dentro de la celda, de hecho, incluso en el baño, hay cámaras encendidas que registran todo durante las 24 horas del día.

La comisión cardenalicia que se ocupa de la investigación sigue realizando sus audiciones. Los tres cardenales, De Giorgi, Herranz y Tomko, pretenden realizar «con tranquilidad su trabajo» coordinados con el Tribunal y la Gendarmería. De las entrevistas de la comisión podría haber nacido la indiscreción falaz sobre el interrogatorio a cinco purpurados.

«La comisión –ha recordado el padre Lombardi- puede también oir a algunos cardenales como responsables de los despachos de la Curia romana», pero estos no tienen que ser considerados automáticamente interrogatorios relacionados con el arresto del mayordomo. En una de estas entrevistas ha aflorado una referencia a una lista no precisada de eclesiásticos masones. Una referencia que hace recordar el periodo oscuro de la logia «Ecclesia» que apareció hace 34 años con decenas de presuntos afiliados entre los cardenales y los obispos de la Curia.

Vatican Insider

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