Habla el padre espiritual de Paolo Gabriele, el ayudante de cámara arrestado: “Está enamorado de la Iglesia y quiere al Papa”
ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
El anciano sacerdote que viven en Vaticano por teléfono tiene la voz quebrada por el llanto. Pide el anonimato, para contar lo que sabe de Paolo Gabriele, un hombre de 46 años, casado, con tres hijos, ayudante de cámara de Benedicto XVI arrestado porque ha sido encontrado «en posesión ilícita de documentos reservados». Tiene miedo el monseñor, como muchos en este momento, todavía atónitos e incrédulos por lo sucedido.
«Conozco a Paolo desde hace muchos años -confía- y si se confirmaran las acusaciones a su cargo verdaderamente a partir de ahora no sería posible fiarse de nadie. Todavía lo recuerdo, ya hace muchos años, cuando con un delantal negro por la tarde pasaba por los despachos de la Secretaría de Estado para limpiar los suelos».
El prelado cuenta que durante un periodo, fue director espiritual de quien dejó el delantal de la limpieza para vestir un impecable traje oscuro convertido en mayordomo pontificio, el laico más cercano al Papa, el hombre que sirve diariamente su mesa. «Le he seguido espiritualmente y puedo testificar que siempre me ha dado la impresión de estar enamorado de la Iglesia, muy devoto al Papa, antes a Juan Pablo II y ahora a Benedicto XVI –añade-. La persona que en su momento ayudó al joven “Paoletto” a entrar al servicio del Vaticano es el rector de la iglesia del Santo Spirito in Sassia, a dos pasos de la via della Conciliazione y de la plaza de San Pedro, dedicada a la devoción de la “Divina Misericordia” de santa Faustina Kowalska, a la que están muy unidos los polacos».
«Para mi es verdaderamente incomprensible lo que está sucediendo -sigue diciendo el monseñor- porque Paolo era estimado por todos en el Vaticano, nunca he oido hablar mal de él a nadie ni contar un cotilleo sobre él: y me tiene que creer, es más bien raro, porque desgraciadamente el nuestro es un ambiente en el que las habladurías se ollen más bien a menudo. Nuestro interlocutor añade otro detalle significativo relacionado con el presunto «cuervo» arrestado esta mañana por los gendarmes pontificios dirigidos por el general Domenco Giani. «Paolo escuchaba mucho a las personas que querían hablar con él, era bueno y sonriente con todos. Nunca buscaba escusas -y he visto yo mismo- cuando se trataba de ayudar a alguien, cuando alguna persona le pedía apoyo». En una palabra, había muchas personas entre los empleados laicos del vaticano que se abrían con él y lo buscaban.
El prelado se queda callado un largo rato, como si quisiera disipar algo que improvisamente le pasa por la cabeza.«Recuerdo que recibiendo las confidencias de muchos en el Vaticano, a un cierto punto terminó chocando con una persona que aquí tenía mucho poder...». Sospechas, rencores, pero sobre todo preguntas todavía sin respuesta.
Pero aunque el monseñor tema que el ayudante de cámara termine siendo un «chivo expiatorio», no se puede pensar que el arresto haya sido realizado a la ligera, porque Paolo Gabriele -ha declarado el padre Lombardi- fue encontrado en posesión de documentos reservados. «Conociendo su simplicidad, e incluso su ingenuidad, no me parece en absoluto una persona capaz de organizar y gestionar una operación de este tipo, al menos que no se trate de un esquizofrénico. Y luego, ¿para qué? ¿Por qué?». Si, ¿Por qué motivo? El interrogante del móvil está en la boca de todos en los palacios sacros. «Hay que recordar que está casado, tiene tres hijos, una hermosa familia, hace algunos años vino a vivir dentro del Vaticano, pasa el tiempo libre con sus hijos, ayudándoles a hacer las tareas escolares y verdaderamente no puedo entender por qué motivo ha puesto en peligro todas las cosas buenas que ha construido en su vida traicionando al Papa, con un acto tan grave como sustraer los documentos que han terminado en el libro de Nuzzi. No lo creo, espero que pueda demostrar su ajenidad. Lo recuerdo muy devoto a la Virgen y fiel a la eucaristía».
Vatican Insider
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