Entrevista a John Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo de Abuya, capital de Nigeria
ALESSANDRO SPECIALEROMA
“En estas situaciones hay que decidir: o se sigue creyendo en el diálogo y se sigue poniendo en práctica, o bien se abandona la esperanza en el mismo y se inician los preparativos para la guerra. No hay posibilidad de compromiso. Pienso que prepararse para la guerra no es la decisión más sabia y no creo que sea cristiana": Monseñor John Olorunfemi Onaiyekan, arzobispo de Abuya, capital de Nigeria, sabe bien de que está hablando.
Las pasadas Navidades, una serie de atentados contra algunas iglesias causaron decenas de muertos. El más destructivo fue contra una iglesia en la periferia de Abuya, precisamente cuando estaba terminando la misa.Detrás de los ataques se encontraba el grupo extremista islámico Boko Haram, una red cuyo alcance y cuyo origen no están claros, que en los últimos años ha multiplicado sus ataques en Nigeria, tomando como objetivo los cristianos, pero no únicamente: uno de sus últimos blancos ha sido un cuartel de la policía, símbolo del Estado. Vatican Insider lo ha entrevistado con motivo de su reciente viaje a Roma.
Monseñor Onaiyekan, ¿está estallando una ‘guerra de religión’ en su país?
Le cuento una historia. Tomo mi automóvil, voy de Abuya hacia Kaduna. Por el camino, me puede suceder de todo. Pero no solo a mí: todos corren peligro, todo el país es inseguro. Y creo que si seguimos viéndolo solamente como un ataque contra los cristianos, no podremos hacer todo lo necesario para unirnos a los otros, sin los cuales el problema no podrá ser resuelto.
¿Por lo tanto, los ataques son contra todos los nigerianos?
No se trata de una cuestión religiosa como la presenta la prensa internacional. Pero esto no quiere decir que no haya un aspecto religioso. El verdadero nombre de Boko Haram es “Asociación de suníes para la difusión del Islam y de la Yihad”.Por lo tanto, claramente tiene como objetivo difundir el Islam. Pero son una pequeña minoría de la comunidad islámica nigeriana. Desgraciadamente, aunque son pocos, su influjo es muy fuerte. Y han conseguido alterar las relaciones entre musulmanes y cristianos.
¿Qué efectos están teniendo los ataques en la sociedad nigeriana?
Hay una situación de inseguridad generalizada. Ahora, en Nigeria, el Estado es muy débil. Se dice que la oposición, que ha perdido las elecciones, apoya a Boko Haram, o que por lo menos no hace nada para impedir su actividad. No solo: hay personas dentro del partido del gobierno que están insatisfechas con la situación actual, porque el norte del País reivindica el derecho a tener un presidente tras la muerte inesperada de Umaru Yar’Adua, en el 2010. (Tradicionalmente, en Nigeria se alternan un presidente proveniente del sur cristiano y uno del norte musulmán. El actual presidente Goodluck Johathan, del sur, era vicepresidente con Yar’Adua, que era del norte y fue su sucesor tras su muerte, antes de ser elegido en el 2011).
¿El conflicto del país corre el riesgo de degenerar?
La situación tiene que ser afrontada desde un punto de vista político. Contra los criminales armados se necesita un aparato gubernamental armado capaz de responder. Son ellos los que tienen que responder, con las armas, no yo, que soy un obispo.
¿Hay cristianos que querrían una reacción mas firme?
Yo no comparto las declaraciones de algunos líderes cristianos que dicen “tenemos que iniciar a defendernos”, el tiempo del diálogo ha terminado, tenemos que combatir”. Hay que dejar esta responsabilidad al Estado.
¿Lo conseguirá?
El gobierno no tiene solo que tener en cuenta el aspecto de la seguridad, el ejemplo de los americanos en Iraq y en Afganistán es la demostración: cuando hay un pequeño grupo que está dispuesto a causar desorden, ni siquiera toda la fuerza de América es suficiente para detenerlo. Es necesario tener en cuenta también el aspecto político. En vez de dar la culpa a los partidos de oposición, diciendo que quieren sabotear el gobierno, en lugar de considerar la oposición como un enemigo del país, es necesario llamarla a sentarse en torno a una mesa y recordar que todos estamos ante algo que sobrepasa el ámbito político poniendo en práctica el politiqueo.
¿Y los líderes islámicos pueden tener un papel en este diálogo?
Por primera vez, con los ataques de Boko Haram, hemos visto a los líderes oficiales del Islam en Nigeria mandar un mensaje claro contra este grupo y contra los ataques. Nosotros queremos que esta situación sea una oportunidad para pedir al Islam nigeriano que admita públicamente la igualdad de todos los ciudadanos. Porque el problema ha siempre sido el mismo: el querer hacer esto con algunas zonas, una tierra musulmana gobernada por la sharia. Hemos dicho a nuestros socios que lo que está sucediendo ahora es la consecuencia de este tipo de posiciones. Y hoy disfrutamos la oportunidad para subrayar la importancia del Estado secular.
¿Como ha cambiado la vida de los cristianos desde que comenzaron los ataques de Boko Haram?
Hay que ver los eventos en un contexto: el día de Navidad fue atacada una Iglesia, pero ese mismo día, cientos de miles de iglesias celebraron pacíficamente. Los ataques de Boko Haram son explosiones ocasionales. En el resto de país seguimos viviendo normalmente nuestras vidas, es más, nos negamos a permitir que estos ataques esporádicos las desorganicen. Hemos hecho algunas cosas para mejorar la seguridad, por ejemplo ya no se puede aparcar delante de la catedral de Abuya para evitar el riesgo de que se coloquen coches bomba. Pero las iglesias siguen estando llenas -quizás porque la gente tiene más motivos para rezar hoy.
Vatican Insider
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