He ido al dentista y me he
vuelto caminando (unos 3 kilómetros), redescubriendo que me encanta caminar
bajo la lluvia. Me permite estar conmigo mismo, ver un paisaje despejado, sin
smog, y, en esta época del año, encontrarme con un “camino otoñal”.
Pero lo bueno fue
reconocer a “Carlitos”, el diarero que teníamos cuando vivíamos en Providencia
y conversar con él un rato, saber de su vida y sus emprendimientos. “Aquí estamos,
como siempre en lo mismo, todos los días. Hay que seguir viviendo”, nos dice.
Mantiene su humor, ha tenido que bajar algunos kilos, su emprendimiento no
funcionó pero no se amarga y toma la vida con mucha “sabiduría”.
Y antes de llegar al
Departamento me encuentro con Luisa, nuestra Nana, un poco afligida ya que a su
marido lo dejaron internado y el lunes lo someterán a una intervención. Resulta
que hace tiempo lo operaron y se les quedó algo en el cuerpo que hay que
sacárselo. Llevaban tiempo reclamando y luego pidiendo que lo vieran. No había
posibilidad alguna de hacerlo, pero ahora que se van a cumplir tres meses
tienen que hacerlo Así junto con darle
ánimo, para mi pienso en este sistema de salud que algunos “tienen”.
Como pueden ver, el
caminar bajo la lluvia ha servido para repensar algunos situaciones de mi vida,
pero lo principal, encontrarme con la vida misma, de quienes deben “sacarse la
cresta” trabajando día a día, y me quedo con esa sabiduría de Carlitos y la perseverancia,
pero también la resignación e impotencia de Luisa, pero lo principal es que hay
que seguir trabajando por construir una sociedad más justa y humana.
Un abrazo y que tengan un
buen fin de semana
Roberto
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