Cuenta M.V. en La Razón que la actriz preferida de Kieslowski, Goddard o Malle, ganadora de un óscar por «El paciente inglés» e inolvidable intérprete de «Chocolat», ha defendido siempre en público la importancia de la espiritualidad. En unas recientes declaraciones ha reflexionado sobre su fe: «El primer ejemplo cristiano que recuerdo es el de mi madre, de origen polaco. De mis colegios católicos guardo un buen recuerdo, el cristianismo que encontré allí era realmente ecuménico», explica.
En la adolescencia descubrió la comunidad ecuménica de Taizé: «Yo estudiaba en un colegio religioso que organizaba fines de semana allí. Fue una revelación, uno de los grandes momentos de alegría de mi vida, llegábamos de todos los lugares del mundo para rezar y cantar».
Asegura que en su vida ha tenido «dudas, momentos de vacío y de rabia», pero a pesar de todo, sus convicciones nunca se han derrumbado: «Desde muy pequeña me he sentido acompañada. En el silencio y la soledad me siento raramente sola». Y añade: «Para mí la espiritualidad nunca ha pasado por lo racional. Yo reacciono de un modo más físico que intelectual»·
Binoche asegura que en el evangelio de san Juan ha descubierto «un pozo de luz sin fondo» en el cual se sumerge regularmente: «Este evangelio es una mina, sobre todo el prólogo, un abismo que exprime el misterio del Verbo hecho carne. El hecho de que Cristo sea divino y humano, que sea el puente, que tome todos los colores de lo humano para llevar nos a lo divino, ¡es algo tan grande!» , sostiene.
El mundo del cine ha agradecido siempre las interpretaciones de la Binoche. Obtuvo un óscar, estuvo nominada a otro por «Chocolat» y hace apenas un año volvió a sorprender con su interpretación en «Mary», del director norteamericano Abel Ferrara. En la película, la actriz en muchos aspectos se interpreta a sí misma, y se ha dicho que existen una cierta resonancia autobiográfica en el papel que Binoche interpreta en la película. En «Mary», Binoche interpreta a una actriz que rueda una película sobre María Magdalena y queda conmovida espiritualmente.
Resuena todavía el eco de las palabras de la actriz: «El cine es dejar pasar la luz a través de uno mismo. Está muy bien tener un espíritu crítico, pero ser crítico todo el rato no es bueno. Se emplea más energía en demoler que en construir y ya no se participa del fuego creativo de la vida, en transformar nuestras tinieblas en luz». Y concluye, confiada: «Yo creo que hasta en el fondo del infierno queda siempre un punto de luz. ¡Y yo he tenido siempre tanto deseo de alcanzarlo...!».
Fuente: El Periodista Digital
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