El trabajo en colaboración, en la Provincia Chilena estaba, orientado netamente hacia el interior de la Compañía. Desde el año 2015, se suscitaron preguntas en torno a la colaboración, que conllevaron a un modo más abierto de trabajo: ¿qué pasa con el trabajo hacia fuera de la Provincia y de la Iglesia? ¿Cómo dialogamos y colaboramos con los no tan ‘militantes’? ¿Qué entregamos como oferta de formación y trabajo conjunto a laicos que no necesariamente quieran comprometerse en mayor profundidad? .Tras esto, se ha ido comprendiendo que la colaboración no es un fin en sí misma, y su ‘para qué’ se ha ido orientando hacia afuera de la Provincia, hacia la construcción del mundo junto a otros, incluyendo de modo especial a los más necesitado.
El Padre Provincial de la Compañía de Jesús, padre Cristián del Campo SJ, a partir de ello, convocó a un grupo de personas laicas para que le ayudasen a organizar encuentros con laicos y laicos. Estas personas se agruparon en una “comisión de laicos”, que actúan como facilitadores para la ocurrencia de estos eventos.
En ese marco referencial, el 14 de mayo del 2016, en el Colegio San Ignacio de la ciudad de Santiago de Chile, se reunieron alrededor de 130 laicas y laicos, con la única finalidad de generar una oportunidad de encuentro de personas de Iglesia con algún nivel de desafección. Este segundo encuentro se convocó desde la necesidad de responder a un sentir, de que había que había que “hacer algo” para generar conversaciones que nos permitieran obtener pistas para ir construyendo caminos desde propuestas surgidas desde la comunidad, con la idea de rearmar, reanimar o fortalecer la Iglesia, nuestra Iglesia, desde el laicado.
Los participantes reflexionaron en grupos, en los que se tocaron, entre otros temas: la valoración de este tipo de actividades como espacio de encuentro comunitario, la distancia de nuestros pastores con la comunidad, la necesidad de que los laicos asumamos el protagonismo del ser Iglesia, volviendo al fundamento del testimonio de Jesucristo, y el desafío que tenemos de encantar a los jóvenes con la buena noticia del Evangelio.
Esperamos y confiamos que estas instancias sean un modo nos permita reanimar y reanimarnos como Iglesia.
CPAL
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