La terraza-jardín de la Curia. (Foto: P. Jim Martin, SJ)
Los sonidos de las mandarrias y las sierras acompañan el trabajo diario en la Curia Jesuita, la oficina central de la Compañía de Jesús, sólo a unos pasos del Vaticano. Por más de dos años el amplio edificio ha estado en remodelación. A medida que se acerca octubre y el comienzo de la Congregación General 36, el ritmo de los trabajos se acelera. El proyecto está planeado que termine el 31 de julio –el día de San Ignacio- lo que será una buena noticia para los 51 jesuitas de alrededor del mundo que viven y laboran en la Curia.
Hay un viejo refrán de bienes raíces que enfatiza la importancia de “la ubicación, la ubicación, la ubicación”, y la Curia Jesuita hace honor a ese adagio. Desde la azotea de este edificio de ladrillo de 1927, de 110 habitaciones, hay una vista del domo de San Pedro que nos deja con la boca abierta. Pero hay mucho más que hace este lugar tan especial, incluyendo la capilla donde se guardan las reliquias de 16 santos; el archivo que contiene un invaluable tesoro de documentos y objetos de la historia jesuita; y una terraza-jardín completamente oculta a la agitada entrada de la calle Borgo Santo Spirito.
El Padre Jim Grummer, SJ, que trabaja en la Curia, en la terraza-jardín. (Foto: P. Ed Fassett, SJ)
Este complejo habitacional incluye la Residencia San Pedro Canisio, de 90 habitaciones, que acoge la enfermería de los jesuitas que trabajan en Roma y a los jesuitas que laboran en Radio Vaticana. Construido en el siglo XVII, el Canisio fue en el pasado el palacio de una familia de la nobleza italiana.
Todo este conjunto está en la Zona Extraterritorial, lo que significa que, aunque no es parte de la Ciudad del Vaticano, pertenece sin embargo a la Santa Sede y tiene la misma protección que las propiedades dentro de las murallas del Vaticano, de forma similar a las embajadas en los países donde se encuentran, de forma que si hay un fuego, son los bomberos del Vaticano los que vendrán a apagarlo; y si hay un robo, es la Policía del Vaticano la que aparecerá.
En los casi 90 que los jesuitas tienen llamando a la Curia su hogar, ha habido ciertas mejoras. Por ejemplo, en 2005 se instaló aire acondicionado. Pero hasta ahora no había habido una intervención tan fuerte como este proyecto de dos años que por fin terminará este mes de julio. Es mucho más que una reforma cosmética. La remodelación incluyen actualizaciones requeridas, como la eliminación de todo material que contenga asbesto, la renovación de todo cableado y plomería, nueva iluminación LED, y medidas de prevención de incendios. Estas obras implican todo el complejo con especial atención al Aula donde los 215 delegados a la Congregación General 36 se reunirán a partir del 2 de octubre.
Muchos de los delegados a la Congregación vivirán en la Curia y el Canisio, pero algunos tendrán que ser acomodados en otras residencias jesuitas de Roma. Esto significa que desde finales de Septiembre la normalmente hospitalaria Curia no podrá alojar otros visitantes.
El Padrre Giuseppe Bellucci, SJ, es el Ministro de la Curia y responsable de las operaciones diarias, desde la comida hasta el lavado de ropa o reparaciones. A pesar de aproximarse a los 80 años, no muestra señales de cansancio y está decidido a que la Curia “marche perfectamente cada día”.
En los meses agitados de Enero y Febrero eñ P. Bellucci recibe hasta 40 huéspedes por noche, sobre todo jesuitas y laicos colaboradores que vienen a reuniones en Roma. El P. Bellucci fue previamente Director de la Oficina de Comunicación de la Curia, y está acostumbrado a vivir “dentro del negocio”, disponible todo el tiempo.
Para el Padrre Jim Grummer, SJ, un jesuita de la Provincia de Wisconsin, que ha trabajado en la Curia 11 años, vivir y trabajar en el mismo edificio no requirió de ajustes especiales. Más difícil fue acostumbrarse a las largas comidas al mediodía seguidas de un tiempo de receso de actividades (la siesta española o riposo italiano). “No es fácil hacer mucho, porque mucha gente está fuera de su oficina descansando o caminando. Rápidamente aprendí a aceptarlo. En realidad, pronto me enamoré de la costumbre. Aprendí que yo también debía tomar una siesta o dar una caminata. Es una manera de cortar el día que hace la tarde tremendamente productiva”.
Un paseo favorito para muchos jesuitas que viven en la Curia es caminar por la terraza-jardín, entre el aroma de las rosas y las malvas florecidas. Es un sitio ideal para orar como un oasis solitario justo a la salida del bullicio de la plaza San Pedro.
Dice el P. Bellucci “Somos muy afortunados de tener este jardín en la ciudad de Roma. Nadie lo conoce, y es un paraíso”.
CPAL
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