Tuesday, September 30, 2008

Al anochecer, los invitamos a tener un encuentro con el Señor de la Vida


Lucas 9: 51-56
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?" El se volvió y les regañó, y dijo: "No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos". Y se marcharon a otra aldea.


¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Era fuerte el antagonismo entre judíos y samaritanos en el tiempo de Jesús.
Muestra lo peor de la intolerancia religiosa y del racismo.
Jesús parece desear romper esas barreras y muros que separan a estas gentes.
A veces le resultó, como con la mujer de Samaria y en la parábola del Buen Samaritano.
En otras oportunidades siguió su camino, sabiendo que, por lo menos en una ocasión, nada pudo hacerse.
Espacio sagrado

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