La gestión responsable de la creación tiene que formar parte de una economía sana y sostenible del turismo.
Lo ha recordado Benedicto XVI en su discurso al Centro Turístico Juvenil y a la Oficina Internacional de Turismo Social con motivo de la Jornada Mundial del Turismo.
El uso impropio de la naturaleza y el abuso ocasionado a la cultura de las poblaciones locales perjudica también al turismo. Aprender a respetar el ambiente enseña también a respetar a los demás y a sí mismos.
El turismo social, que se va difundiendo, representa un motivo de esperanza en un mundo en que se acentúan las distancias entre los que tienen de todo y aquellos que padecen hambre, carestía y sequías.
Compete también a las nuevas generaciones -ha explicado el Papa- promover un turismo sano y solidario, que deseche el consumismo y el abuso de los recursos de la Tierra, para dejar espacio a gestos de solidaridad y de amistad, de conocimiento y de comprensión.
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