En el cono sur de África 11 millones de personas están infectadas por el VIH
Seis meses puede ser mucho o muy poco, según las circunstancias. Pero en el cono sur de África, donde 11 millones de personas están infectadas por el VIH y donde menos del 20% de los adultos tiene acceso a la terapia antirretroviral, prometer este tiempo extra de vida a los seropositivos es mucho más de lo que tienen en la actualidad. Para hacerlo real, bastaría con implantar un sistema de monitorización que vigilara los CD4 (células defensivas) de los pacientes. Algo que en los países desarrollados está a la orden del día pero que en los países pobres es mucho más complicado de lo que parece.
Investigadores de la Universidad de Stanford (California, EEUU) han desarrollado un modelo informático para evaluar los beneficios y los costes que tendría la implantación de tres estrategias diferentes de monitorización: una basada en los síntomas, otra basada en el recuento de CD4 y la última que vigila los CD4 y la carga viral (niveles del VIH en sangre) al mismo tiempo. Sus resultados los publican en 'Archives of Internal Medicine'.
Así comprobaron que la mejor estrategia para los países con pocos recursos es la de vigilar los CD4 de las personas con VIH, que indica cómo anda el sistema inmune y cómo se va debilitando a causa del virus. Contar estas células cada seis meses y comenzar el tratamiento cuando han bajado de 200 ofrece una ganancia de 6,5 meses de vida a un coste de 464 dólares por persona (unos 316 euros). Si la terapia se inicia cuando los CD4 llegan a 350, los meses adicionales son 5,3.
"Este tipo de monitorización consigue aumentar la esperanza de vida porque señala el momento más apropiado para comenzar con los fármacos y, sobre todo, porque reduce el riesgo y previene las infecciones oportunistas, uno de los principales problemas de los seropositivos en el continente africano", escriben los autores.
La monitorización que además de los CD4 vigila la carga viral ofrece dos meses más de esperanza de vida. Sin embargo, dado su elevado coste, no resulta efectivo, ya que supone un gasto de 5.414 dólares más por año ganado que la monitorización de los CD4 sólo.
El riesgo de la inversión inicial
En los países desarrollados, la carga viral, el recuento de CD4 y la monitorización clínica son herramientas habituales para evaluar a los pacientes con sida. Pero en los países con menos recursos, la opción suele ser iniciar la terapia cuando el paciente ya está muy enfermo porque ha desarrollado una enfermedad oportunista.
El equipo de Stanford señala que gracias a esta monitorización las regiones sudafricanas podrían ahorrar mucho dinero al evitar las hospitalizaciones que se producen por las infecciones oportunistas y animan a los países a aplicarlo. "Nuestro análisis muestra que, donde la terapia está disponible, la monitorización de las células defensivas proporciona un aumento sustancial de la esperanza de vida y su coste-eficacia es beneficioso", afirma Eran Bendavid, uno de los autores.
Pero, ¿por qué si es eficaz no se ha universalizado esta estrategia?, se preguntan los investigadores. La respuesta está en la elevada inversión inicial que se requiere para conseguir la tecnología necesaria para implantar el sistema. Algo que muchos países no se pueden permitir.
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