(Vida Nueva) La violencia que se desató en la India el pasado mes de agosto, al atribuir a cristianos la muerte de Laxmanananda Saraswati, líder radical hindú, se ha ido extendiendo desde el Estado de Orissa a otros estados del país cobrándose decenas de víctimas mortales, a pesar de las numerosísimas llamadas a las autoridades locales e internacionales para que intervengan.
El Episcopado católico indio ha vuelto a manifestar su desacuerdo “por la apatía y la indiferencia del Gobierno, tanto a nivel central como en los distintos estados”. El cardenal Varkey Vithayathil y el arzobispo Stanislaus Fernandes, respectivamente presidente y el secretario general de la Conferencia de Obispos Católicos de la India (CBCI, en sus siglas en inglés), se han dirigido de manera oficial al Gobierno en un comunicado firmado en Bangalore el 26 de septiembre. En él acusan formalmente a los grupos extremistas hindúes de planificar la violencia y piden su ilegalización.
Personas inocentes han sido asesinadas, mujeres violadas, iglesias y lugares religiosos profanados, casas de cristianos han sido destruidas en Kandhamal y en otros distritos de Orissa”, denuncian en nombre del Episcopado. En opinión del cardenal, es “evidente que los autores de estas acciones malvadas son agentes adiestrados del activismo radical Hindutva, que se mueven con instrucciones y siguiendo un plan prediseñado de destrucción”.
Señalando hacia el propio Gobierno, en el mensaje le reprochan que siga asegurando “que todo está dentro de la normalidad y que la seguridad era perfecta. Pero cuando se le ha criticado, se ha excusado diciendo que era incapaz de controlar a las turbas que destruían las propiedades eclesiales y atacaban al personal religioso y a la población cristiana”.
Por todo ello, lamentan: “La antigua civilización de la India es humillada, y sus valores como la No-violencia, Verdad, Tolerancia y Respeto, celosamente preservados por los siglos, son pisoteados. La imagen laica y democrática de la India está seriamente dañada frente a la comunidad internacional”.
Apoyo del resto de la Iglesia
La Federación de las Conferencias Episcopales de Asia (FABC) le ha manifestado a los obispos de la India su solidaridad. “Qué trágica es la imagen de un país que una vez fue ejemplo de armonía y tolerancia religiosa y que hoy ha sido arruinado por una minoría extremista”, lamentan en un mensaje firmado por el secretario general de la FABC, el arzobispo Orlando Quevedo, que está siendo difundido por todo el continente asiático y que recoge la Agencia Fides. En él, la FABC lanza un llamamiento al Gobierno indio para que frene las agresiones y que sus responsables no queden impunes.
Desde Italia, el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Angelo Bagnasco, criticó esta “cristianofobia”, al hilo de la persecución sufrida por los cristianos en la India (y en otros lugares como Pakistán o Irak).
Éste es el escenario de un tiempo pasado, ahora revivido en un país [la India] que está regido por una democracia parlamentaria y que alberga grandes ambiciones en el panorama internacional. Uno se pregunta cómo le es posible a la gente impedir a sus propios ciudadanos que sean ayudados en su pobreza, sólo por el miedo de que una afinidad desarrollará lo que se confunde con proselitismo”, dijo Bagnasco el 22 de septiembre durante una reunión del Consejo Permanente de los obispos italianos.
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