Hoy, 04 de febrero, la Iglesia conmemora el tránsito a Dios de SAN JUAN DE BRITO, quien fuera martirizado en un día como hoy del año 1693 en la ciudad de Oriyur, en la India. Oriundo en 1647 de Lisboa, Portugal, fue religioso sacerdote de la Compañía de Jesús y misionero. En 1947 el Papa Pío XII le inscribió en el libro de los santos.
Hoy también celebramos a los Santos MODESTO ANDLAUER, PABLO DENN, IGNACIO MANGUIN LEÓN, Sacerdotes de la Compañía de Jesús que sufrieran el martirio en China, y a 37 Beatos, 16 sacerdotes, 14 hermanos y 7 escolares, todos de la Compañía de Jesús, quienes también fueran martirizados en Goa, Japón y Madagascar. Unidos pues, a la Compañía de Jesús, brindemos nuestro devoto aplauso a San Juan de Brito, Modesto Andlauer, Ignacio Manguín y Compañeros mártires.
Meditación
Meditación
QUERIDO SAN JUAN DE BRITO: Recordar tu vida, es ver al joven perteneciente a una familia de la corte real portuguesa que a los 16 años dijo sí al llamado de Dios. Ingresas a la Compañía de Jesús y en tus primeras Navidades pones a los pies del niño Jesús una ingenua carta, que tendrá gran significado: pides que te envíen a las misiones del Japón, ¿Te acuerdas?. Durante tus estudios de filosofía y teología este fue el anhelo que se mantuvo encendido en tu corazón, hasta que por fin, después de tu ordenación sacerdotal se hizo realidad: te envían de misionero a la India. Allí, muy pronto, abrazas un estilo de "pandara swami", es decir, una vida anacoreta, ascética, de penitencia y oración. Un turbante rojo en la cabeza y sandalias en los pies. Duermes sobre una simple piel de tigre, y tus comidas se reducen a arroz, hierbas amargas, vegetales, un poco de leche y mantequilla. Te dedicas preferentemente a la catequesis, predicas, bautizas, confiesas. Las conversiones aumentan día a día y tu reputación como hombre de Dios crece. Pero esto no era visto con agrado por las autoridades políticas quienes temían tu presencia y la de todos los misioneros ya que pensaban que eran representantes de poderes extranjeros. Emiten un decreto de perseguir y encarcelar a todos los misioneros. Tu fuiste arrestado junto con otros misioneros y sometido a brutales torturas pero, por gestiones de personas amigas, eres liberado y retornas a Europa con una aureola de santidad y martirio. Allí te ofrecen puestos importantes en la corte y en el episcopado, pero tu corazón se había quedado anclado en la India. Regresas, pues, a Goa y nuevamente obtienes un éxito apostólico deslumbrante, por lo que la corona del martirio no se hizo esperar. Al ser arrestado, tu única respuesta fue: "Bien!, así más rápido nos iremos al cielo".
Radio Vaticano
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