Cherif Omar, uno de tantos inmigrantes africanos, habla de “sueños rotos” al resumir ante nuestra cámara su aventura de llegada y estancia en España. Soñaba resolver su precariedad y vino a dar a las costas de Huelva, como otros muchos. Ahora espera ¿qué va a esperar?…trabajo para seguir manteniendo a su familia desde aquí. La época de la fresa está a punto. Y cientos de posibles contratados circulan y se asientan en los alrededores. Cáritas Huelva mueve a sus trabajadores sociales, voluntarios y recursos para hacer frente a la avalancha. Por la Parroquia de los Sagrados Corazones de Mazagón pasan semanalmente más de 200 personas para llevarse una bolsa de comida, calzado, ropa o asistencia en papeles. Más de una vez no llega para todos. Y los problemas y conflictos se suceden.
Hemos querido grabar los asentamientos. Pero no ha sido posible. Sus moradores están al borde de la crispación porque el trabajo no acaba de llegar. No quieren más cámaras. Sólo entienden de trabajo. Las preocupaciones de a diario les impiden ver más lejos. Los medios podrían ser sus mejores aliados. Y acusan las discriminaciones. A unos, o unas, sí. A otros no. Descontento.
Damos la vuelta y nos atrevemos con otros asentados más particulares. Nos extraña la tolerancia de la Guardia Civil, pero se da de hecho. Hay,
Además, voluntad y algunos medios para asistir, ayudar, asesorar. Pero no se llega a tanta necesidad porque la ola va creciendo. Y con la ola los sueños rotos.
Son personas relativamente jóvenes que se lo han jugado todo a una. Y su paciencia se va agotando.
A Cherif, traductor muy a mano de Cáritas, le admira que a él, musulmán, se le ayude desde la Iglesia. Eso le gusta. Así, sí. Y cuenta y cuenta cosas de su familia, de sus compañeros. Y vuelven a salir esos sueños que se tenían en África respecto de Europa y que ahora, ya en Europa, en los arenales de nuestras playas de Huelva, se han roto, de momento.
Hemos querido grabar los asentamientos. Pero no ha sido posible. Sus moradores están al borde de la crispación porque el trabajo no acaba de llegar. No quieren más cámaras. Sólo entienden de trabajo. Las preocupaciones de a diario les impiden ver más lejos. Los medios podrían ser sus mejores aliados. Y acusan las discriminaciones. A unos, o unas, sí. A otros no. Descontento.
Damos la vuelta y nos atrevemos con otros asentados más particulares. Nos extraña la tolerancia de la Guardia Civil, pero se da de hecho. Hay,
Además, voluntad y algunos medios para asistir, ayudar, asesorar. Pero no se llega a tanta necesidad porque la ola va creciendo. Y con la ola los sueños rotos.
Son personas relativamente jóvenes que se lo han jugado todo a una. Y su paciencia se va agotando.
A Cherif, traductor muy a mano de Cáritas, le admira que a él, musulmán, se le ayude desde la Iglesia. Eso le gusta. Así, sí. Y cuenta y cuenta cosas de su familia, de sus compañeros. Y vuelven a salir esos sueños que se tenían en África respecto de Europa y que ahora, ya en Europa, en los arenales de nuestras playas de Huelva, se han roto, de momento.
Isaac García
Del blog "Con la tele a cuestas"
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