Sunday, February 01, 2009

Salesianos en África


Se cumplen estos días el 150 aniversario de la fundación de la congregación Salesiana por San Juan Bosco, el sacerdote turinés que dedicó su vida a los jóvenes más desfavorecidos cuya festividad, por cierto, se celebra el 31 de enero. Desde este modesto blog que mi amigo Alberto y yo hacemos sobre África quiero rescatar algunos recuerdos de un par lugares donde los hijos e hijas de este santo italiano siguen rescatando muchas vidas de niños y jóvenes a los que la vida en países míseros ha dejado en la cuneta de la pobreza, la guerra y la desesperación.



Conozco dos instituciones educativas regidas por los Salesianos en África: una en Goma (República Democrática del Congo) y la otra en Kigali, la capital de Ruanda. Ambas son enormes, y cuentan con aulas, talleres, locales de ocio y sobre todo campos de deporte, un elemento que no falta nunca en las obras de esta congregación. Quedé particularmente impresionado por el Centro Don Bosco, situado en el barrio periférico de Ngangi, en Goma. Esta ciudad ha sido, desde 1996, el epicentro de las tres guerras que han asolado la región oriental del Kivu, y el paso de los conflictos y la miseria ha dejado un legado de niños de la calle, huérfanos y menores soldados, sin olvidad el drama perenne que se vive en el Congo de los niños acusados de brujería y abandonados por sus propios familiares.


El alma de esta institución es, desde hace varios años, el padre Mario Pérez, un simpático cura venezonalo que derrocha una energía sin límites. El y sus compañeros congoleños de congregación llevan adelante una admirable obra en la que se imparten clases desde pre-escolar hasta la secundaria, más diversos cursos de formación profesional. También hay un orfanato donde se acoge a niños pequeños que no tienen familia, y un dispensario donde madres con pocos recursos acuden con sus pequeños para recibir una atención médica de calidad. Por las tardes, aquello es un hervidero de chicos y chicas que juegan y hacen deporte dentro de la seguridad de sus muros, escapando de un ambiente hostil en el que los más pequeños son las víctimas de grupos armados de diverso pelaje.


Muchos de los que en este recinto de los hijos de Don Bosco dan volteretas y juegan al fútbol han escapado de las milicias que un día les obligaron a coger un fusil. No raramente les trae la policía cuando les coge haciendo alguna fechoría o simplemente durmiendo en la calle, el duro hogar para muchos de ellos. Durante los últimos meses, cuando Goma estaba amenazada por las milicias rebeldes de Nkunda, sólo Dios sabe cuántos miles de niños y sus padres han encontrado en el centro de Ngangi refugio, alimento y seguridad.


Esta enorme tarea no podría realizarse sin el apoyo de muchos voluntarios de varias nacionalidades que ayudan a los Salesianos en sus obras. Creo que uno de los grandes méritos que han tenido ha sido saber contagiar su entusiasmo y su amor por los jóvenes más vulnerables a muchos laicos que colaboran con ellos en multitud de países, les ayudan a recaudar fondos y en ocasiones ofrecen parte de su tiempo para ir a África a echar una mano en lo que haga falta.
No faltan quienes critican a los Salesianos el hacer las cosas de una manera que tal vez podría sonar demasiado “a lo grande”. Sus estructuras, desde luego, son enormes y tal vez no sean fáciles de mantener, pero no se puede perder de vista que enormes son también las necesidades de los niños y jóvenes a los que los hijos de Don Bosco sacan del pozo de los conflictos y la pobreza para ofrecerles un futuro mejor. Yo, después de 20 años en África en los que he visto grupos y obras de todos los tipos y colores, he terminado por decir aquello de “que florezcan mil flores” y pensar que hay espacio para todos los que tengan algo que aportar para que la gente tenga oportunidades y un futuro más brillante.



Si me permiten añadir un dato algo personal, estoy contento de trabajar –desde hace dos meses- en una ONG llamada Red Deporte y Cooperación que tiene lazos muy estrechos con los Salesianos, ya que la mayor parte de los proyectos que apoyamos en países de África y América Latina se realizan en colegios de esta congregación. Otro día les hablaré con más detenimiento de lo que hacemos en Red Deporte y Cooperación. Por hoy, basten estas pocas líneas para no dejar escapar un aniversario que merece ser celebrado por toda la Iglesia, que por medio de religiosos como los Salesianos sigue siendo la presencia consoladora del Jesús que invitó a los niños a acercarse a Él.

José Carlos Rodríguez
Del blog "En clave de África"
RD

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