El papa Benedicto XVI ha viajado a Cagliari, la capital de la isla italiana de Cerdeña, donde invocó a la Virgen para que proteja a todas las madres solteras y a aquellas que por otros motivos "tienen que afrontar solas la educación de los hijos, un cometido arduo".
El Papa también ha dicho que la política necesita de una "nueva generación" de políticos cristianos, "capaces de buscar con competencia y rigor moral soluciones de desarrollo sostenido".
El Pontífice hizo esta manifestación ante unas 100.000 personas que asistieron a la misa que celebró en la explanada del santuario de la Virgen de Bonaria, la patrona de Cerdeña, ante la que denunció el aumento de los divorcios y los problemas que tienen que afrontar las familias y a la que pidió que proteja a los núcleos familiares y tutele a los jóvenes "demasiadas veces tentados por las drogas".
El Obispo de Roma le pidió también que de a los adultos "un suplemento de responsabilidad para que cada uno se sienta educador".
Tras visitar el santuario, postrarse ante la Virgen y reunirse con un grupo de sardos centenarios (en la isla se concentra el mayor número italianos que han superado los cien años de edad), el Pontífice ofició una misa al aire libre, en cuya homilía recordó que en Cerdeña el cristianismo llegó "no con la espada de los conquistadores o por imposición extranjera, sino que germinó de la sangre de los mártires que aquí dieron su vida por Dios".
Hablando de María, el Papa dijo que es la madre "que ama, protege, consuela, aconseja y da la vida para que ésta perdure" y auspició que la Virgen "os ayude a ser capaces de evangelizar el mundo del trabajo, de la economía, de la política, que necesita de una nueva generación de laicos cristianos capaces de buscar con competencia y rigor moral soluciones de desarrollo sostenido".
El Pontífice auspició que los jóvenes vuelvan a encontrar a Cristo, tras señalar que "muchas veces son víctimas del nihilismo difundido" en la sociedad.
Concluida la misa y tras confiar a Cerdeña a la Virgen y entregar la "Rosa de Oro" a la Virgen de Bonaria, Benedicto XVI hizo votos para que María proteja "a todas las madres de la tierra, aquellas que junto al marido educan a los hijos en un contexto familiar armonioso y a aquella que, por tantos motivos, se encuentran solas a afrontar un trabajo tan arduo".
Veintitrés años después de la visita del papa Juan Pablo II a Cerdeña, Benedicto XVI pisó hoy por primera vez la isla mediterránea, para conmemorar el centenario de la proclamación de la Virgen de Bonaria patrona de todo ese territorio insular.
Se trata del undécimo viaje del papa Ratzinger por Italia tras su elección como Pontífice y que tendrá diez horas de duración, limitado a Cagliari, donde fue recibido por el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, con quien departió después a solas durante unos quince minutos, y todas las autoridades regionales.
Religión Digital
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