«Vio dos barcas que estaban a la orilla del lago; los pescadores habían bajado de ellas y estaban lavando las redes.»
A veces miro al mundo y me siento así.
No solucionamos los problemas y se multiplican los dramas, con vientres hinchados o con ojos tristes, con heridas físicas y esas otras que no se ven…
Me miro a mí y me descubro indiferente a ratos, insensible en otros…
Y amo a trompicones.
Y se me ocurre que tu evangelio no termina de envolverme.
Y me aturde la sensación de fallarte.
Señor, ¿dónde estás?
¿Me vence a veces el desánimo, el cansancio, la rendición?
¿Me puede a veces la falta de resultados, la sensación de fracaso?
Pastoralsj
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