jueves, 29 enero 2009
La plaga de oruga que invade Liberia desde el pasado 15 de enero afecta ya a 65 ciudades de este país, dejando a su paso pozos contaminados por sus heces, campos devastados y, por consiguiente, los mercados sin provisiones. La invasión que empezó en la provincia de Bong, situada en el centro de Liberia, se ha extendido hasta la provincia de Gbarpolu, en el noroeste del país, y en la provincia de Lofa, limítrofe con Guinea y Sierra Leona.
La presidenta liberiana Ellen Johnson Sirleaf ha declarado el "estado de emergencia" para luchar contra esta catástrofe que ha devastado los cultivos y amenaza a miles de personas. Una calamidad que hace temer "una crisis alimentaria y medioembiental", según el Fondo de la ONU para la Agricultura, FAO, cuyo representante en Liberia, Winfred Hammond, ha avisado de "una probable extensión a países vecinos como Guinea, Sierra Leona y Costa de Marfil".
Al menos el 75 por ciento del distrito de Zota ha sido invadido por las orugas, ha informado el comisario de Agricultura, Joseph Urey. “Mi distrito sufre actualmente una penuria de productos alimentarios; pedimos una ayuda urgente a las organizaciones humanitarias para que aporten agua y comida a las personas afectadas, que se ven obligadas a abandonar sus pueblos”, declaró Urey.
En las localidades liberianas afectadas, los agricultores no pueden cosechar sus cultivos, principalmente plátanos, bananas, taros y pimientas. De ahí que se asiste a una penuria de productos alimentarios en los mercados. Según el ministerio liberiano de Agricultura, unas 20.000 personas han tenido que abandonar sus pueblos en las provincias de Bong, Lofa y Gbarpolu. La agencia de noticia de la ONU, IRIN, estima que la vida es cada vez más insostenible para la población a causa del aumento en el precio de los productos. El kilo de taros ha pasado de 38 céntimos a 2,25 dólares.
Mundo Negro
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