El carmelita Camilo Maccise analiza los aspectos que rodean el proceso y las reacciones que ha provocado
(Camilo Maccise, OCD) La prensa religiosa, especialmente en los Estados Unidos, ha comentado, cuestionado o defendido, desde hace un año, la Visita Apostólica a las religiosas estadounidenses de vida activa. Ellas, caso insólito, están agrupadas en dos conferencias: la llamada Conferencia de Liderazgo de Mujeres Religiosas (LCWR) y la Conferencia de Superioras Mayores de Mujeres religiosas (CMSWR). La primera representa a más del 90% de las religiosas de los Estados Unidos y se ha caracterizado por animar una renovación en la línea pedida por el Vaticano II. La segunda fue fruto de un proceso iniciado por congregaciones que se oponían a lo que consideraban excesos de la renovación y pérdida de identidad religiosa y eclesial por parte de quienes favorecían la renovación.
Hace un año aproximadamente, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada anunciaba la Visita Apostólica. Casi en seguida, la Congregación para la Doctrina de la Fe comunicaba que la LCWR sería sometida también a una evaluación doctrinal.
Sin negar la autoridad que tiene el Vaticano para decidir realizar Visitas Apostólicas, la mayoría de las religiosas ha criticado la forma de hacerla. Tienen la impresión de que se quiere imponer la forma monástica como la única posible.
La forma de decidir y de hacer esta Visita Apostólica ha vuelto a poner sobre el tapete la necesidad de revisar el estilo de ejercer la autoridad en la Iglesia. Ante todo, parece que no se puede hoy tomar una decisión como la de esa Visita Apostólica sin escuchar previamente a las personas implicadas.
Los centros de gobierno eclesiástico son continuamente bombardeados por informaciones negativas, incluso calumniosas. La institución, preocupada por mantener la ortodoxia, la disciplina y la uniformidad, presta fácilmente oído a esas acusaciones. Por el contrario, quienes buscan nuevos caminos no son escuchados. Se les mira con sospecha y, si por amor a la Iglesia se atreven a cuestionar algo, son tachados de desobediencia y de romper la comunión.
Vida Nueva
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