30-Agosto-2008 Atrio
Es un tema espinoso pero no nuevo. Sobre el afeminamiento de Newman y la frecuencia de “amistades íntimas” en su ambiente (entonces, en la época victoriana, no se hablaba tan claro como hoy) hay ya mucho escrito. Pero vean en esta crónica de Le Monde desde Londres, por qué hoy vuelve a hablarse de su íntima relación con Ambrose St. John, catorce años más joven que él, que le precedió un mes en convertirse al catolicismo y 15 años en morir, con el que quiso Newman compartir su tumba, después de haber vivido con él 30 años.
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¿EL CARDENAL NEWMAN ERA GAY? SHOCKING!
Por Marc Roche, Corresponsal de Londres , Le Monde, 30-08-08
“Ex umbris et imaginibus in Veritatem” (« De las sombras y de las imágenes hacia la Verdad ») : cuando lee la inscripción que hay sobre la tumba del cardenal Newman en Rednall, pueblo del centro de Inglaterra, Peter Thatchell, activista de los derechos de los homosexuales, lo interpreta como la “salida del armario” del prelado. Ídolo de los católicos de Albion, John Henry Newman (1801-1890) está enterrado en el pequeño cementerio al lado de su “amigo” de treinta años, el Padre Ambrose St. John, fallecido en 1875.
El más ilustre de los convertidos ingleses había expresado su deseo de ser inhumado en compañía de un hombre al que –según sus propias palabras-“había amado con un amor tan fuerte como el de un hombre por una mujer”. Apoyándose en este testamento, Peter Thatchell ha iniciado la guerra contra el Vaticano y el cardenal Cormac Murphy-O’Connor, arzobispo de Westminster, jefe de la Iglesia católica de Inglaterra y del País de Gales.
Activista del reconocimiento público de la homosexualidad de los miembros del clero y de las personalidades políticas, Peter Thatchell ha vuelto a lanzar su cruzada. En el marco del proceso de beatificación del cardenal John Henry Newman, alentado por Benedicto XVI, el Vaticano obtuvo del ministerio de justicia la autorización de trasladar la sepultura del “servidor de Dios” desde Rednall a la basílica del Oratorio de Birmingham. “Es una etapa indispensable en el proceso, con el fin de permitir que los peregrinos veneren al futuro beato en un lugar apropiado”, sostiene un portavoz del primado católico.
Birmingham, segunda ciudad británica, encrucijada de autopistas y hotelera, está mejor equipada para recibir a los fieles deseosos de rendir homenaje al que podría convertirse en 2009 en el primer futuro “santo” inglés desde el cisma de 1534 entre Enrique VIII y la Santa Sede.
Aplastada por una capital demasiado cercana, la vieja ciudad industrial de los Midlands sueña ya con las incursiones turísticas y comerciales de un Lourdes a la inglesa.
“Violación póstuma”
“Este acto de vandalismo y de profanación viola la voluntad expresa del cardenal de ser enterrado al lado de su amante. La Iglesia católica, que odia a los homosexuales, quiere ocultar el hecho de que su futuro santo fuera homosexual”, proclama Peter Thatchell. Al presentar a Newman como un mártir de la causa rosa, el presidente fundador de la asociación OutRage, versión británica de Act Up, quiere que la Iglesia asuma públicamente las tendencias del cardenal Newman. “No sé si tuvieron relaciones sexuales, pero vivieron juntos y se amaron”.
En esta movida, Thatchell se ha apuntado unos tantos. El diario católico ‘Church Times’ ha preguntado a sus lectores: por miedo a una nueva batalla inútil contra el lobby gay, sólo el 20% aprueba la decisión del episcopado.
¿El cardenal Newman era verdaderamente un ejemplo de vida cristiana, condición sine qua non para su beatificación, probablemente seguida de una canonización? La controversia levanta ampollas. Thatchell ha despertado viejos demonios. “Es absurdo confundir amistad fuerte y casta, la que predominaba en la época victoriana en ciertos medios eclesiásticos, con una relación gay plenamente asumida, tal como se entiende hoy”, insiste la Iglesia católica. En el ‘Times’, la especialista en cuestiones religiosas, Melanie McDonagh, califica esta campaña de “violación póstuma de un alma sensible por otra salvaje… El pobre cardenal tenía quizá defectos, pero no merece ser defendido por un Thatchell”. Otros condenan la tendencia de la comunidad gay a apropiarse de los héroes de la historia británica: ayer, de los militares Kitchener y Montgomery, también de Disraeli, primer ministro de la reina Victoria; hoy, de Newman.
La polémica sobre la pretendida homosexualidad del cardenal Newman llega en un mal momento para una iglesia católica que tiene el viento en popa. Tras unos años de retroceso, los católicos practicantes son hoy más numerosos que los anglicanos, gracias a una afluencia de inmigrantes polacos, sudamericanos o filipinos.
Sin haberlo reconocido oficialmente, la jerarquía católica pretende, en nombre del diálogo ecuménico, incluso sacar provecho de la crisis de la Iglesia anglicana amenazada de cisma por la sexualidad de una parte de su clero. La Iglesia católica atrae a un número creciente de anglicanos conservadores. La conversión al catolicismo, en agosto de 2007, del ex primer ministro Tony Blair, anglicano de nacimiento, confirma esta popularidad. En su último encuentro con el papa, el 23 de junio de 2007, el primer ministro le regaló tres fotografías del cardenal Newman, uno de los autores preferidos de Benedicto XVI.
ATRIO
[Traducción de Maite Lesmes]
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