Sunday, August 31, 2008

Meditando con los santos y beatos del día: S. JOSÉ DE ARIMATEA Y NICODEMO


Hoy, 31 de Agosto, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de los SANTOS JOSÉ DE ARIMATEA Y NICODEMO, que vivieran en el siglo primero en Jerusalén. Ambos fueron discípulos de Cristo, siendo Nicodemo doctor de la ley y miembro de Sanedrín. Habría también sido escultor y se le atribuye "El rostro Santo" tan venerado por San Lucas. La Iglesia en 1589 los inscribió en el Martirologio Romano. Unidos, pues, a la primitiva Iglesia que acompaño a Cristo y a cuantos ahora lo siguen haciendo, brindemos nuestro vivo aplauso a San José de Arimatea y a San Nicodemo.


Meditación

Me impresionó aquel hombre de una forma extraordinaria. Era la fiesta de la Pascua. Como yo era miembro del Sanedrín, no quise que se notara mi presencia, pero pude contemplar, mezclado entre la gente, algunos de los milagros que éste hombre realizó. Por eso, nació en mi el ardiente deseo de encontrarlo en algún momento. Sentía deseos de hablar con él, preguntarle tantas cosas. Fue una noche, cuando encontré la circunstancia propicia. Soy Nicodemo le dije ... Él me miró y hablamos largo toda esa noche. No cabía duda. Este Jesús era el Mesías. Comprendí esa noche, muchos de los errores que teníamos los judíos. Para entrar en el Reino de Dios había que volver a nacer espiritualmente. ¿Tú eres maestro en Israel y no lo sabes? Me dijo. Cuando llegaron los días en que empezaron los problemas con Jesús, mi intención fue hacer caer en razón a mis colegas:"Es necesario que escuchemos a la persona antes de condenarla" les dije. Pero su respuesta fue propia de fanáticos: "¿No serás tu también galileo?". En fin, nada pude hacer. Ya en el Gólgota, el lugar del suplicio, fui con José de Arimatea, que llevó cerca de 100 libras de mirra y aloe. El proveyó una tumba nueva en donde dimos sepultura a Jesús. En ese momento, José y yo habíamos cambiado. Días después, pedí a Pedro y Juan ser bautizado. Esto motivó que me maltrataran y expulsaran de la comunidad judía. Pero lo acepté y me preparé a renacer de nuevo con el derramamiento de mi sangre.



Radio Vaticano

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