El Papa Benedicto XVI visitó Cagliari, en la isla italiana de Cerdeña, para concluir las celebraciones del centenario de la proclamación de la Virgen de Bonaria, patrona de Cerdeña.
En esta visita el Papa espera que la fe simple y profunda en María, característica típica de la experiencia espiritual de esta isla, ayude a los jóvenes a encontrar respuestas frente a los retos actuales del trabajo, del nihilismo y en la política.
En un clima de gran alegría y recogimiento, el Papa en su homilía subrayó la prioridad de una acción pastoral actual: los jóvenes deben encontrar a Cristo, el mundo del trabajo tiene que ser evangelizado, la economía y la política necesitan una nueva generación de laicos cristianos que se esfuercen y sean capaces de buscar con competencia y rigor moral soluciones de desarrollo sostenible.
El Papa Pablo VI visitó como peregrino la isla en 1970 y Juan Pablo II en octubre de 1985 y ahora Benedicto XVI ha recordado que María es el puerto, el refugio, la protección para el pueblo sardo que tiene en sí mismo la fuerza de un roble
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