Mensaje final del XXVIII Congreso de Teología de la Asociación Juan XXIII
El mensaje final del Congreso de Teología de la Asociación Juan XXIII, señala que a la Iglesia católica no le compete indicar o definir el orden político de la sociedad, y que la libertad religiosa y de conciencia son derechos fundamentales de los que nadie puede ser privado.
Los congresistas, que al mediodía de hoy clausuraron este XXVIII Congreso de teólogos y teólogas con una celebración eucarística, recuerdan que ambos derechos están garantizados por la Constitución, y reiteran a los poderes públicos que "están obligados a promover las condiciones para que dichas libertades de las personas y de las organizaciones sean reales y efectivas".
Al vivir en una sociedad plural desde el punto de vista de las creencias, añaden, "el Estado tiene la obligación de velar por los derechos de todos los ciudadanos sin ningún tipo de discriminación, y para ello "tiene que configurarse como un Estado laico e independiente".
En este sentido, dice el mensaje final, "tiene que mantenerse neutral ante las diferentes opciones religiosas, garantizando a todas ellas el ejercicio de sus derechos, al margen del arraigo que hayan podido alcanzar o de su dimensión social".
Y, en consecuencia, "la libertad religiosa no puede estar condicionada ni subordinada a ningún criterio de tipo cuantitativo ni de conveniencia política o razones históricas.
Sobre el derecho a la libertad de conciencia, los teólogos de la Asociación Juan XXIII, afirman que "no es un precepto religioso sino laico que, finalmente, ha sido aceptado por la religión cristiana, que está en la base de la secularización y de la laicidad".
"La laicidad, señalan, tiene una relación vital con la secularización. A la Iglesia no le compete indicar o definir el orden político de la sociedad, ya que cualquier intervención directa en este sentido sería una injerencia en un terreno que no le corresponde".
Por ello, afirman, "el Estado tiene todo el derecho a defender su autonomía y libertad a fin de no convertirse en rehén de la jerarquía religiosa. Sin embargo, laicidad no significa que el hecho religioso debe replegarse al ámbito privado, renunciando a toda presencia en la vida pública".
Para los teólogos, laicidad no equivale a irreligiosidad o ateísmo. "Los cristianos, dicen, debemos defenderla como garantía de la libertad de conciencia y de creencias".
Agregan que "no puede hablarse de una ética deducida directamente de la fe. La ética es laica, fruto de la razón humana, expresión de la conciencia individual y social, que nos concierne a todos. La relación de la fe cristiana con la ética se sitúa en el campo de las motivaciones y de la fundamentación, que no necesariamente tienen que ser religiosas".
El comunicado abunda en que la laicidad es, finalmente, "el marco jurídico y político en el que caben todas las creencias e ideologías. Los cristianos y cristianas están llamados a colaborar en la construcción de un Estado laico que haga posible una sociedad justa y solidaria, sin discriminaciones por razones religiosas, culturales o sociales".
"Los movimientos sociales constituyen la mediación necesaria para que el laicismo y el cristianismo sean motores de transformación social y de propuestas alternativas, y no se queden en una ideología legitimadora del orden establecido, como ha sucedido con frecuencia a lo largo de la historia", dice este XXVIII Congreso.
A lo largo de estos cuatro días, el Congreso, que finalizó al mediodía de hoy sus trabajos, se ha centrado fundamentalmente en las relaciones entre cristianismo y laicidad, a las que ha dedicado cuatro ponencias y diversas mesas redondas.
Los intervinientes en la mesa redonda sobre los Acuerdos Iglesia-Estado han reiterado, y así se recoge en el mensaje final, la necesidad de que la laicidad en el Estado español deje de ser 'buenas palabras' para convertirse en un Estado aconfesional y plenamente laico, a la vez que abogan por modificar los Acuerdos de 1979 y una nueva ley de Libertad Religiosa y de Conciencia.
En este sentido, el colectivo Redes Cristianas presentó un manifiesto en el que defiende un Estado laico que supere el 'actual confesionalismo encubierto' y por una 'Iglesia inspirada sólo por el Evangelio' y 'no sometida a ningún tutelaje del Estado'.
Tanto el teólogo Juan José Tamayo como el presidente de la Fundación Cives, Victorino Mayoral, defendieron la necesidad de una nueva ley de libertad religiosa y de conciencia.
Para el presidente de Cives, 'nuestra transición a la democracia estará incompleta mientras se mantenga el actual estado de cosas en una cuestión tan sensible como es el ejercicio de un derecho de la libertad de conciencia, religión y culto'.
Juan José Tamayo, por su parte, se ha mostrado muy crítico con 'los privilegios que otorga la LOE a la Iglesia católica' y con el nuevo sistema de financiación, y ha afirmado que 'el Gobierno ha venido actuando desde el ecuador de la anterior legislatura, y lo sigue haciendo, como rehén de la Iglesia católica'.
El filósofo José Antonio Marina, que abrió el Congreso con una ponencia sobre 'el fenómeno del laicismo', defendió que éste debe ser defendido por los teólogos cristianos y dijo que la laicidad no significa irreligiosidad, sino que es una manera de organizar las libertades.
La laicidad, dijo Marina en su intervención,'no es una realidad, es un proyecto para construir un espacio social democrático, justo, respetuoso con los derechos de todos, que no se cierra a la religión, que no expulsa a las religiones, sino que las protege situándolas, sin embargo, dentro del marco ético en el que todos queremos vivir'.
El periodista Digital
No comments:
Post a Comment