Para ser fieles al Evangelio y a nuestra vocación cristiana y para manifestar la actualidad del mensaje de Jesús, debemos por una parte, trabajar en una profunda conversión de nosotros mismos y de la Iglesia, que nos lleve a ser testigos de Jesucristo, anunciándolo como "la verdad que no engaña" (Rom 5,5) y aquel que "esclarece el misterio del hombre" (Cfr. GS 22). Y por otra, escuchar el clamor de nuestro pueblo expresado en los movimientos sociales, contribuyendo así a que se den respuestas adecuadas a sus justas demandas.
Nuestro deseo más sincero es que entre todos podamos dar un testimonio fraternal al pueblo chileno del cual somos parte y con el cual marchamos hacia nuestro destino. Particularmente quisiéramos ser escuchados por aquellos que pueden haber sido ofendidos por nosotros. deseamos también presentar el mensaje de Jesús a quienes tienen una mayor responsabilidad en la construcción de la sociedad. Ha sido una tradición de la Iglesia chilena colaborar en el desarrollo de su pueblo
...Tal vez hemos tenido la ilusión de que del mero desarrollo económico se desprenderían en cascada por rebase todos los bienes sociales y humanos necesarios para la vida. Ese modelo ha privilegiado de manera descompensada la centralidad del mercado, extendiéndola a todos los niveles de la vida personal y social. la libertad económica ha sido más importante que la equidad y la igualdad. La competi
tividad ha sido más promovida que la solidaridad social y ha llegado a ser el eje de todos los éxitos. se ha pretendido corregir el mercado con bonos y ayudas directas descuidando la justicia y equidad en los sueldos, que es el modo de dar reconocimiento adecuado al trabajo y dignidad a los más desposeídos. Hoy escandalosamente hay en nuestro país muchos que trabajan y, sin embargo, son pobres.
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