Saturday, September 29, 2012

La Iglesia en Portugal denuncia los duros recortes del Gobierno



Los obispos y Justicia y Paz reclaman “equidad” en la distribución de los sacrificios


ANTÓNIO MARUJO. LISBOA | En muy pocos días, desde varios ámbitos de la Iglesia portuguesa, se ha llamado la atención al Gobierno por las consecuencias dramáticas de sus medidas de austeridad. Fundamentalmente, por su último plan, consistente en subir las cotizaciones de los trabajadores a la Seguridad Social, hasta el punto de que, en la práctica, sus sueldos bajarían hasta en un 7%.
El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) ha dicho que el paro es, actualmente, “uno de los aspectos más graves” de la actual crisis económica del país, en una nota publicada tras una reunión el pasado 17 de septiembre. Dos días después, fue la Comisión Nacional Justicia y Paz (CNJP) la que acusó al Gobierno de amputar al país la libertad, someterse a los líderes de países más poderosos y agravar las desigualdades.
En la nota del Consejo Permanente de la CEP, titulada Misión de la Iglesia en un país en crisis, los obispos afirman que el derecho al trabajo no debe ser visto solamente como modo de manutención económica, sino también como algo inherente a la “realización humana”.
Es necesaria, recalcan, una “equidad en las soluciones y en la distribución de los sacrificios”, con especial atención “a los más desfavorecidos”.
Respuesta ante una “señal”
La reunión de los obispos tuvo lugar dos días después de las manifestaciones que se desarrollaron en 40 ciudades del país, y que movilizaron entre 500.000 y 800.000 personas, según las fuentes, contra los recortes del Ejecutivo de Passos Coelho.
El portavoz episcopal, el jesuita Manuel Morujão, definió el movimiento ciudadano como una “señal” y una “interpelación fuerte” para el Gobierno. “Esperamos que nuestros gobernantes sepan leer con discernimiento esa manifestación de la voluntad pública”.
Un 20% de los portugueses viven por debajo del umbral de la pobreza, muchas familias están siendo castigadas por el paro (más de 15%) y cada vez hay más matrimonios en los que las dos personas están sin trabajo. De hecho, las clases medias (incluidos los profesores) y los jóvenes son, progresivamente, fuertemente penalizados por las consecuencias de la crisis.
Vida Nueva

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