“No te enojes, te hace mal a la salud” parece ser mucho más que una exhortación general. Una investigación americana de neurología confirma, de hecho, que saber contener la rabia tiene un notable impacto incluso en la capacidad del organismo de reponerse después de una intervención quirúrgica.
En el ámbito de la investigación de la universidad de Ohio, se han analizado en cien personas la respectiva capacidad de controlar la rabia y la velocidad que implicaba una pequeña lesión en la piel para curarse. En los individuos más coléricos la lesión tardaba el cuádruple del tiempo en curarse, respecto a los colegas más “calmados”. En los experimentos se pedía llenar un cuestionario para establecer las maneras que usaban para expresar la rabia, si se quedaban todo dentro o lo expresaban verbalmente con vehemencia. Los que se prendían más fácilmente mostraban niveles más elevados de cortisona, la hormona del stress y eran lo que se tardaban más en curar.
La conclusión es clara, antes de enfadarte, piénsalo dos veces, hace mal a la salud.
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