Durante siglos las generaciones cristianas han acompañado a Cristo camino del Calvario, en una de las más hermosas devociones Cristianas: el Vía Crucis
¿Por qué no intentar -no (en lugar de), sino (además de)- acompañar a Jesús también en las catorce estaciones de su triunfo?
Esta meditación pascual es la que encierran las páginas que siguen.
IX Estación Jesús bautiza a sus apóstoles contra el miedo
La tarde del primer día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos por temor de los judíos, vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les dijo: «La paz sea con vosotros» (Jn 20, 19)
Han pasado. Señor, ya veinte siglos de tu resurrección y todavía no hemos perdido el miedo, aún no estamos seguros, aún tememos que las puertas del infierno podrían algún día prevalecer si no contra tu Iglesia, sí contra nuestro pobre corazón de cristianos.
Aún vivimos mirando a todos lados menos hacia tu cielo.
Aún creemos que el mal será más fuerte que tu propia Palabra.
Todavía no estamos convencidos de que tú hayas vencido al dolor y a la muerte.
Seguimos vacilando, dudando, caminando entre preguntas, amasando angustias y tristezas.
Repítenos de nuevo que tú dejaste paz suficiente para todos.
Pon tu mano en mi hombro y grítame: No temas, no temáis.
Infúndeme tu luz y tu certeza, danos el gozo de ser tuyos, inúndanos de la alegría de tu corazón.
Haznos. Señor, testigos de tu gozo.
¡Y que el mundo descubra lo que es creer en ti!
Fuente: Ecclesia Digital
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