Sunday, March 30, 2008

Ya es primavera en el Cantar de los Cantares


Vamos a asomarnos hoy a unos simpáticos, ecológicos versos del Cantar de los Cantares. Pasó el invierno, la naturaleza se despereza y vive un nuevo ciclo de fecundidad. Pasearán felices los amantes por un campo en primavera.

BROTAN FLORES EN LA TIERRA (Cantar 2, 10-14)


Con urgencias golosas, tiraría de las sábanas el impaciente muchacho pregonando la primavera:
¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!
Porque ha pasado el invierno,
las lluvias han cesado y se han ido.

La pareja del Cantar abre todos sus sentidos a la alegría, a la fiesta de la primavera: caleidoscopio de colores por el suelo, tur-tureo de aves migratorias que regresan —como nuestras golondrinas— al abrigo de rocas y tejados, perfume caricioso de capullos ardiendo, voces enamoradas rondando corazones... "Con cantares y vihuela / se conquista a la mozuela":

Brotan flores en la tierra,
llega el tiempo de cantar
,y el arrullo de la tórtola
ya se oye por los campos.
La higuera echa sus brotes,
y las viñas en flor vierten fragancia.
¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!

"En primavera / la sangre corre ligera", y se descubre el cosmos como casa de amor. El suelo se levanta vivo, y el querer y la flor se abren al tiempo en simbiosis de ternura. ¡Qué gran noticia, en la Judea de amplios desiertos y duros montes, la resurrección vegetal que devuelve el Paraíso y adelanta mesiánicos tiempos de definitiva abundancia!

¡VEN, AMADO MÍO, SALGAMOS AL CAMPO! (Cantar 7, 11-14)

Veamos un nuevo pasaje, más dinámico, más comprometido. La mujer del Cantar protagoniza, una vez más, atrevidas propuestas de erotismo y entrega:
¡Ven, amado mío, salgamos al campo!
Pasaremos la noche en las granjas.
Iremos, con el alba, a los viñedos
para ver si los pámpanos germinan
,si se abrieron los capullos
y el granado ha florecido.

Alrededor de la pareja todo habla de nueva vida: capullos, pámpanos, alba, florecido...
Sobre lecho de flores (Cantar 1,16), celebrarán la fiesta del corazón, de la confidencia, coloreando de risas y juegos la tarde. Y entre besos, caricias, miradas, suspiros, les llegará la noche y sus placeres. Entonces —promete la esposa al amado—, allí mismo, en el latido blando de la pradera...

¡Allí te entregaré todo mi amor!

No se habla de hijos en el Cantar, pero vincularse amorosamente junto a los brotes de una naturaleza fecunda, interesarse por la flor del granado o el perfume de la mandrágora, afrodisíacos frutos muy favorables a la fecundidad, ¿no les impulsará a integrarse creativamente en el sagrado círculo de la vida?

La mandrágora exhala su fragancia,
y nos esperan a la puerta
mil frutas deleitosas,
frutas secas, frutas frescas
que he guardado, amor mío, para ti.

LA MUCHACHA ES UN CAMPO EN PRIMAVERA

Podemos hacer una lectura literal, ingenua, del Cantar. Y una lectura más honda, de sabia complicidad, que atisba erotismo y espiritualidad del otro lado de la primera evidencia.

En los versos que hemos mostrado, hay escrituristas que descubren un segundo nivel de significados: en realidad el campo en primavera sería el referente poético del cuerpo púber de la amada, con femeninos atributos todavía en brote, todavía en flor. Resumiendo: el viaje por el campo del Cantar podría sugerir también descubrimiento táctil, oloroso, visual de la estrenada belleza de la joven amante. Lo expresan con más claridad emocionados versos de Juana de Ibarbourou, que no sólo invita al enamorado a pasar la noche en el campo, le invita a decubrir que ella es la primavera y que huele a arroyuelos, a tierra y a selva:


COMO LA PRIMAVERA...

Como un ala negra tendí mis cabellos
sobre tus rodillas.
Cerrando los ojos su olor aspiraste
diciéndome luego:

−¿Duermes sobre piedras cubiertas de musgos?
¿Con ramas de sauces te atas las trenzas?
¿Tu almohada es de trébol?
¿Las tienes tan negras
porque acaso en ellas exprimiste un zumore
tinto y espeso de moras silvestres?
¡Qué fresca y extraña fragancia te envuelve!
Hueles a arroyuelos a tierra y a selvas.
¿Qué perfume usas?

Y riendo te dije:
−¡Ninguno, ninguno!
Te amo y soy joven, huelo a primavera.
Este olor que sientes es de carne firme,
de mejillas claras y de sangre nueva.
¡Te quiero y soy joven, por eso es que tengo
las mismas fragancias de la primavera!
Nicolás de la Carrera
Del blog Nido de poesía
El periodista Digital

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