Thursday, January 01, 2009

1 Enero 2009 desde el Chad


Ayer volviendo de Domo pasé por el Hospital a ver a Suzanne, una joven mujer que está hospitalizada desde hace un mes y medio. Ha sufrido varias operaciones, la última el lunes pasado, y va mejorando poco a poco.
Al entrar en el recinto del Hospital me encontré con un enfermero auxiliar, a quien conozco de las veces que paso por ahí. Me saluda, me desea feliz año 2009 anticipadamente, y me habla de su suegra que está también hospitalizada desde hace una semana. Y me cuenta lo que le ha pasado.

El 22 de Diciembre ya de noche estaba en su habitación durmiendo. Como es el tiempo del frío, a menudo hay algo de fuego para calentar la habitación. Un nieto de unos cuatro años dormía en la misma habitación. Salió a hacer sus necesidades fuera, y cuando mira hacia atrás ve que la habitación está quemándose. Se da cuenta enseguida que el nieto está dentro durmiendo. ¿Qué hace? Pasa en medio del fuego a recuperar al nieto, lo cubre con su cuerpo y lo pone fuera. Testimonios oculares dicen que unos minutos después el techo de hierba-paja se vino abajo.
He pasado a verla, la parte de la cara y de la espalda está quemada. Los ojos se le ven apenas. En la cama de al lado está el nieto con una ligera quemadura en la frente y en los brazos.
Ella le pregunta al yerno por mí: “¿es el padre?”. Y me sonríe. En su rostro quemado se percibe la serenidad de una mujer que ha arriesgado su vida por salvar la de su nieto.
Después fui a ver a Suzanne. David, su marido, en cuanto me ve, viene a mi encuentro. Me saluda y me acompaña hasta la cama. Suzanne recibe tratamiento intravenoso. Habla normalmente y sonríe. Me pregunta por mi salud y por las actividades parroquiales.
En ese momento llegó la enfermera para la revisión. Le tomó el pulso y le miró los ojos.
David me dice que la semana pasada estaba anémica. Valentin, un conocido común, vino a verlos. Alguien le dijo que Suzanne necesitaba una transfusión. El se presentó y le dijo a David: “mira, yo no puedo ayudaros con gran cosa, pues la situación de mi casa no está muy allá. Pero como tenemos el mismo grupo sanguíneo, lo que puedo darle es un poco de mi sangre, porque yo quiero que tu mujer siga viva”. Y así lo hizo. David estaba emocionado. Con la ayuda de esa donación, han podido operarla el lunes pasado.
Son dos testimonios que escuché ayer de una manera inesperada mientras volvía a casa. Dos testimonios de una gran generosidad. Anoche mientras pensaba a hoy, me dije que este era un gran mensaje para el nuevo año 2009.
Esta mañana hemos celebrado la Eucaristía del inicio de año. Ha habido la presentación al Señor de los bebés nacidos a lo largo del 2008. La mayoría de ellos han sido presentados por los dos padres. Los otros, había sólo la madre que exponían a sus pequeñitos para recibir la bendición del Señor.
Después de la Eucaristía, Honoré, uno de nuestros vecinos nos ha invitado a comer. Estando ya comenzando a comer, ha llegado Abrahán, un amigo de él. Hemos hablado mucho. Yo no lo conocía. Está estudiando magisterio en Bongor. Ha salido el tema de la Iglesia. Abrahán ha dicho que él no conoce mucho lo que se pasa en la Iglesia porque no la frecuenta. Y Honoré le ha dicho: “pues tienes que frecuentarla porque ahí se escuchan palabras muy bonitas que nos animan mucho”.

Feliz año 2009 a tod@s!
Un abrazo

Fernando García Rodríguez
Religión Digital

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