No podemos esperar que cambien las estructuras pasivamente. Tal vez éstas sean las últimas en cambiar. Y me refiero a tantas y tantas estructuras como nos hemos ido creando en los diferentes ámbitos de nuestra vida y sectores de la vida social, también las que afectan a la vida de la fe. Estructuras que nos pasamos la vida defendiendo o atacando y que no hacen más que matarnos la vida: Mientras luchamos, perdemos fuerzas, cuando en realidad se trata de VIVIR.
Por eso creo que, ante todo lo que nos desgasta y quita fuerzas para lo esencial –y de esencial hay muy pocas cosas, tal vez una- lo realmente válido es el compromiso personal como una apuesta de coherencia: Sé tu el cambio.
Por eso creo que, ante todo lo que nos desgasta y quita fuerzas para lo esencial –y de esencial hay muy pocas cosas, tal vez una- lo realmente válido es el compromiso personal como una apuesta de coherencia: Sé tu el cambio.
Se trata de asumir en la vida el reto de actuar y vivir A FAVOR DE y no EN CONTRA DE…. Y esto implica, ante los conflictos y dificultades, no “buscar la victoria”, sino la reconciliación. Hacer el esfuerzo de incluir a los hermanos, de ir de un bando al otro –si los hay- para entender, acoger, acortar distancias. ¿No es eso lo que hizo Jesús? ¿no es a eso a lo que vino?
Creo que en la vida, y en la vivencia de la fe, -cuando esta es real, y no ideológica- descubrimos que no se trata de destruir, sino de transformar, de mirar todos en la misma dirección, de abrirnos juntos al amor, y desde ahí, construir.
Cuando echo un vistazo en algunos portales de Religión, y cuando éstos son cristianos, me duele comprobar, en tantos blogs comentarios absurdos, anónimos y destructores, en los que es muy difícil descubrir el espíritu evangélico.
Ojalá nos demos cuenta que nos ha visitado el Sol que viene de lo alto, y que iluminados por su Luz y animados por su ejemplo, ocupemos nuestras fuerzas y energías en lo único necesario: la vivencia del amor de los unos hacia los otros; del servicio. Y que descubriéndole como compañero de camino gocemos con la riqueza de la diversidad y seamos capaces de ir más allá de todo aquello que nos pueda enemistar, que pueda hacernos extraños los unos a los otros.
Para este 2009, propongo que hagamos creíble el Reino construyendo cada uno, desde su sitio, la Civilización del Amor de la que nos hablaba Pablo VI, apostando por la paz, la bondad, el respeto y sobre todo, el AMOR.
Buen año… y valga este post como carta a los Reyes.
Sor Lucía Caram O.P
Del blog "Sintonía cordial"
Periodista Digital
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