El pesar oculto, como un horno cerrado, quema el corazón hasta reducirlo a cenizas.
(William Shakespeare)
Veo corazones blindados, transparentes, generosos, arrugados, resentidos; corazones ausentes o esquivos, enormes, artificiales, muchos corazones resignados… de todos, siempre llamaron mi atención los corazones rebeldes e incómodos, los corazones luchadores, los fuertes.
Ahora, sin embargo, me topo en cada esquina con un corazón de piruleta, uno de esos perfectos y apetecibles que, al pasar cerca y mirar en su interior, lo único que tienen son mil pedazos fragmentados.
No son fáciles de ver, hay que estar muy cerca.
klana
pastoralsj
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