Thursday, September 27, 2012

Teología de la Liberación: el congreso en Brasil que preocupa al Vaticano




Será del 7 al 11 de octubre con la excusa de recordar el Concilio Vaticano II. Aunque, en realidad, será una ocasión para afinar la agenda del “progresismo católico”

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
La Teología de la Liberación de corte marxista no está muerta en América Latina. Aunque sus tesis y eslóganes han evolucionado, esconden los mismos objetivos de siempre: demoler el “pensamiento único romano” y proponer “otra iglesia posible”. Sus exponentes más polémicos se reunirán del 7 al 11 de octubre en Brasil con la excusa de recordar el Concilio Vaticano II. Aunque, en realidad, será una ocasión para afinar la agenda del “progresismo católico”.

En la Santa Sede se encendieron las alarmas y no es para menos. El Congreso Continental de Teología, que será acogido por el Instituto Humanitas Unisinos de la Compañía de Jesús en la localidad brasileña de San Leopoldo, pretende también celebrar los 40 años del libro de Gustavo Gutiérrez “Teología de la Liberación. Perspectivas”. Un texto que fue corregido en muchos de sus pasajes a instancias de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Entre los oradores destacan Jon Sobrino y Leonardo Boff, sobre los cuales se mantienen vigentes las sanciones eclesiásticas por difundir doctrinas contrarias al magisterio de la Iglesia. Pero también otros teólogos de dudosa ortodoxia como Andrés Torres Queiruga, quien –en marzo último- fue invitado por los obispos españoles a aclarar su pensamiento que, en varios aspectos, no puede ser considerado católico.

Aunque los organizadores se han empeñado en sostener que el congreso no busca provocar un “duelo teológico” con El Vaticano, en la práctica será así. Porque iniciará el mismo día de la apertura en Roma del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización durante el cual Benedicto XVI abrirá el Año de la Fe, en una ceremonia por el 50 aniversario del Concilio.

En estos términos la cita de Unisinos reforzará aún más su carácter disidente. No sólo por una cuestión de fechas coincidentes, sino especialmente por los tópicos sobre los cuales girarán las discusiones de esos días.

La Fundación Amerindia, organismo convocante, incluyó en el programa los temas más defendidos por los movimientos radicales de la izquierda: desde la ideología de género hasta los derechos humanos, de la justicia a la migración, desde el mestizaje a la “relectura liberadora de la historia latinoamericana”, de la economía y la ecología a los sistemas políticos emergentes.

Pese al discreto número de sacerdotes que asistirán a los trabajos, no está programada celebración religiosa alguna. No se previó la misa, ni siquiera el domingo. Tampoco fue considerada una ceremonia ecuménica. Sólo se reservó media hora a un “momento de espiritualidad” dedicado, cada día, a una situación distinta: la “entronización de la Biblia”, “lo ecuménico”, el “testimonio martirial” y “lo indígena”.

El movimiento teológico que dará vida al congreso continental es discreto en sus números y aguerrido en sus postulados. Ninguna de las cuatro reuniones preparatorias al congreso, realizadas durante el 2011 en Guatemala, México, Chile y Colombia, superó la cifra de 300 asistentes. El resultado de las mismas es un prueba de las ideas que se impondrán en San Leopoldo.

Por ejemplo en Guatemala el sacerdote brasileño Ermanno Alegri, coordinador de la agencia Adital, sostuvo “la necesidad de elaborar una agenda teológica para el futuro que nos lleve a abrirnos a un Dios vivo y libre, contrario a la visión de un Dios preso en dogmas, ritos, normas morales y patriarcalismos”. El jesuita Sobrino aclaró: “fuera de los pobres no hay salvación” y “la Iglesia traicionó a Jesucristo”.

En resumen: el encuentro de Brasil será una mezcla entre algunas ideas teológicas, pensamientos eclécticos varios y propuestas culturales variopintas, con una fuerte matriz política. Todo acogido por una institución católica, gestionada por una congregación religiosa cuyo cuarto voto es de fidelidad al Papa (los jesuitas).

Una situación que preocupa en la Curia Romana. Como lo confirmó Boff a través de su cuenta de Twitter el 14 de septiembre: “Vistazo a la voluntad persecutoria del Vaticano: presiones para que el congreso de liberación a celebrarse en octubre en el sur no se realice. El Vaticano considera que con los dos documentos (mal) escritos sobre la teología de la liberación enterrarán a los oprimidos. Mientras exista el grito de un oprimido vale luchar por su liberación, inspirada por Cristo liberador. Una Iglesia cínica se vuelve sorda”.

Vatican Insider

1 comment:

Gregorio said...

Creo que el Vaticano está mucho más lejos de Jesús que estos curas de la Teología de la Liberación.