Monday, November 06, 2006

Algo sobre lo que pensar y rezar esta semana:

El Día del Armisticio, el 11 de Noviembre, me trae a la mente el estúpido despilfarro que es una guerra, y la abrumadora felicidad de alcanzar la paz, cuando se deponen todas las armas. No es extraño que los que trabajan por la paz, se ganaron una de las bendiciones de Jesús en el Sermón de la Montaña: se les reconocerá como hijos de Dios (Mateo 5:9). A veces, al entrar en oración, siento ruidos de rencores, o heridas no perdonadas, en mi corazón. Es así como se inician las guerras. Déjame ver los rostros de aquellos que me desagradan, al comenzar mis oraciones. Trataré de colocarme en el lugar de ellos, y decirles "vayan en paz, no tengo nada contra ustedes".

Lucas 6: 17-19
Jesús bajó con ellos y se detuvo en un lugar llano. Había allí un grupo impresionante de discípulos suyos y una cantidad de gente procedente de toda Judea y de Jerusalén y también de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido para oírlo y para que los sanara de sus enfermedades: también los atormentados por espíritus malos recibían curación. Por eso cada cual trataba de tocarlo, porque de él salía una fuerza que los sanaba a todos.

¿Qué me estás diciendo, Señor?

Pensamientos sobre el pasaje de hoy

"los atormentados por espíritus malos". Esto suena lejano y poco científico; pero debo admitir, Señor, que estoy entre la muchedumbre. Mi espíritu se angustia a veces, por un deseo de venganza, de resentimiento, de lujuria, de malicia o de simple molestia. No te pido que me impongas tu mano; sólo que me dejes entrar en tu Espíritu, y poder ejercer mi capacidad de hacer el bien.
De Espacio Sagrado

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