Lucas 14:1-6
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Jesús se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó: "¿Es lícito curar los sábados, o no?" Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: "Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea Sábado?" Y se quedaron sin respuesta.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Te observo, Señor, aunque en forma distinta a los fariseos. Ellos esperaban atraparte en una falta de las reglas que ellos defendían. Por mi parte, deseo aprender más de Ti.
Estabas feliz de aceptar la hospitalidad de ellos, aunque sabías del escrutinio al que serías sometido. Vuestros amigos y vuestros enemigos podían acercarse a Tí, pues eras sereno y sin temor.
Los fariseos eran intransigentes sobre las reglas del Sábado; a Ti te interesaba más el dolor del enfermo; no eran los reglamentos, sino la compasión, la que tocaba tu Corazón.
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